Preámbulo:
Francia había entablado relaciones con la naciente nación mexicana desde el año de 1825; sin embargo, fue hasta el año de 1827 en que ambos países signaron un convenio previo que sentaría las bases para formar un tratado bilateral. Este convenio (conocido con el nombre de declaraciones provisionales), carecía de poder legal en México debido a que no fue aprobado ni publicado por el congreso general, según lo dictaminaba la Constitución de 1824. No obstante, los franceses residentes en el país disfrutaban de las mismas garantías concedidas a los súbditos de otros países que tenían tratados con la república, aunque en la práctica no existía un sustento legal para ser exigidas (Parte no oficial, 1838).
El convenio quedó sin ratificar por ambas naciones por mucho tiempo, lo que dio lugar a que se fueron acumulando en la legación francesa de S. M. el Rey de Francia, las reclamaciones por zaqueo, destrucción de propiedades y asesinatos de que habían sido víctimas los súbditos franceses. Esto inició un enojoso intercambio de correspondencia diplomática que deterioró las relaciones entre México y Francia, pues la legación gala exigía que las declaraciones provisionales fueran cumplidas, en el entendido que debían de regir en la República sin necesidad de aprobación del Congreso mexicano.
En 1837, durante el gobierno del general Anastasio Bustamante, llegó a México el ministro plenipotenciario de Francia, el Barón Antoine Louis Deffaudis; con la tarea de concluir el Tratado entre los dos países y resolver las demandas (indemnizaciones), de los súbditos franceses acumuladas durante más de diez años. Esto último debido a los constantes cambios de gobierno y a la inestabilidad política; así como también a las evasivas y dilaciones que daba el gobierno mexicano tanto a este asunto como a otros.
durante la "Guerra de los Pasteles"
Entre estas reclamaciones francesas se encontraban el saqueo y destrucción de propiedades durante los disturbios, préstamos forzosos obtenidos por medio de la violencia, la denegación de justicia y finamente, por juicios ilegales y carentes de validez realizadas por las autoridades administrativas, civiles o militares del país. (Supremo Gobierno, 1838, p. 5).
Como Deffaudis había tenido una actitud arrogante e inflexible, que acogía las reclamaciones de sus compatriotas sin realizar examen alguno o sin ceder a las inconsistencias de los casos y a las explicaciones del Ministerio mexicano, el gobierno decidió instruir a don José Máximo Garro, que a la sazón era Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Francia[1], para que expusiera la inadecuada conducta y desvaneciera los cargos realizados por el ministro francés en contra del gobierno mexicano. (Lerdo, 1857, p. 429).
Garro, después de varios intentos infructuosos, fue recibido por el gobierno francés hasta el 17 de noviembre de 1837, cuando ya estaban en marcha las órdenes de bloqueo y en camino los buques de guerra que lo llevarían cabo, lo que hizo pensar en una mala disposición del Rey Luis Felipe I de Francia para con México (Bravo, 1953, p. 486).
Por su parte, viendo Deffaudis que el gobierno mexicano no daba solución a sus demandas, se embarcó en Veracruz en el bergantín de guerra Laperouse el 16 de enero de 1838, para ir a informar al Rey sobre el estado de las negociaciones. Sin embargo, al poco de partir se encontró con el bergantín Laurier, que le llevaba pliegos de su gobierno, por lo que regresó a Veracruz a bordo de dicha nave. (Lerdo, 1857, p. 429).
El 6 de marzo de 1838, fueron avistadas desde temprano cuatro naves de guerra francesas: una fragata (inicialmente las versiones indicaron que era una corbeta) y tres bergantines (Capitanía del puerto de Veracruz. Entradas, 1838) (Interior. Departamento de Veracruz, 1838).
A su llegada, estos barcos rechazaron el auxilio del práctico que les fue enviado desde el puerto de Veracruz y dieron fondo en Antón Lizardo. La aproximación de esta escuadra de guerra movilizó a la gente de las rancherías vecinas al lugar, quienes se presentaron en la plaza de Veracruz pidiendo que se les empleara en el cuidado de aquél litoral. Por igual motivo se reunieron y armaron los vecinos de la Boca del Río y lugares aledaños (Interior. Departamento de Veracruz, 1838). Las naves permanecieron en aquella zona hasta el día 10 de marzo, para posteriormente desplazarse al fondeadero de Sacrificios, en donde ya se encontraban anclados dos bergantines llegados desde muchos meses atrás “para proteger el comercio francés” (Interior. Departamento de Veracruz, 1838) (Francia, 1838).
El Barón Deffaudis, a bordo de la fragata L' Herminie fondeada en Sacrificios, dirigió el 21 de marzo de 1838 un ultimátum al Gobierno mexicano en forma por demás altanera, en donde exigía la destitución de algunos funcionarios mexicanos que “habían agraviado” a varios ciudadanos franceses y el pago de $600 000 de indemnización por reclamaciones[2]. El ultimátum finalizaba diciendo que, si la respuesta fuera negativa sobre un solo punto o si tardase más del 15 de abril de ese año, las acciones pasarían a manos del comandante de las fuerzas navales de S.M., el señor Charles Louis Joseph Bazoche y que este oficial pondría en marcha las órdenes que había recibido. “Nada podía tratarse sobre el contenido del ultimátum mientras no se retirasen de nuestras costas las fuerzas navales francesas”, respondió en una misiva el gobierno mexicano a través del Ministro de Relaciones don Luis G. Cuevas el 26 del mismo mes (Bustamante, 1842, pág. 107).
Al no darse una respuesta positiva del gobierno mexicano, el comandante Bazoche dio inicio al bloqueo del puerto de Veracruz y notificó a través de un oficio al general Manuel Rincón[3], Comandante General del Departamento del mismo nombre, que habían concluido las relaciones entre México y Francia, quedando bloqueados todos los puertos, aunque permitiendo a los pescadores el libre ejercicio de sus labores. Y agregó: “…que la Francia no quería descargar sobre México el peso de su poder que la aniquilaría, pues ningún odio personal se había suscitado entre ambos pueblos” (Ministerio del interior. Circular, 1838).
Inició el bloqueo al puerto de Veracruz.
El general Rincón desde la ciudad de Veracruz, con dignidad respondió: "Los términos en que el ultimátum está concebido, las indemnizaciones exageradas que abraza, y lo que es todavía peor, las pretensiones depresivas que en él se fijan para que las relaciones entre México y Francia continúen en lo sucesivo, son de tal naturaleza que han conducido inevitablemente las cosas al punto en que hoy se ven. [...] Muy apreciables son la amistad y buena correspondencia de la nación francesa, pero lo es mucho más el honor nacional, al cual nada se puede anteponer.”
Este intercambio epistolar dio principio a siete largos meses de
bloqueo francés al puerto de Veracruz (Cambas, 1871).
Fuentes:
- Bravo, J. B. (Abril-junio de 1953). El conflicto con Francia de 1829 - 1839. Historia mexicana II, 477-502.
- Cambas, M.
R. (1871). Historia
antigua y moderna de Jalapa y de las revoluciones del Estado de Veracruz.
México: Imprenta de Ignacio Cumplido.
- Capitanía
del puerto de Veracruz. Entradas. (15 de Marzo de 1838). Diario del gobierno de la República
Mexicana,
pág. 2.
- Francia. (7 de Febrero de 1838). El Cosmopolita, pág. 3.
- Interior. Departamento de Veracruz. (15 de Marzo de 1838). Diario del gobierno de la República Mexicana, pág. 2.
- Interior. Departamento de Veracruz. (16 de Marzo de 1838). Diario del gobierno de la República Mexicana, pág. 3
- Lerdo, T. M. (1857). Apuntes históricos de la ciudad y puerto de Veracruz. México: Imprenta de Vicente García Torres.
- Parte no oficial. (12 de febrero de 1838). Diario del gobierno de la República Mexicana, pág. 2.
- Suplemento. (31 de marzo de 1838). Diario del gobierno de la República Mexicana. México: Imprenta de Galván.
[1] Recibió este nombramiento el 19 de junio de 1837, presentando sus
cartas credenciales ante el gobierno francés el 2 de octubre de 1837. https://es-academic.com/dic.nsf/eswiki/813616 https://acervo.sre.gob.mx/index.php/embajadores-de-mexico?id=156
[2] Es interesante hacer notar que dentro del ultimátum no se hace referencia alguna a los pasteles de Tacubaya, que supuestamente dieron origen al nombre con el que se conoce a este suceso histórico: La Guerra de los Pasteles. El almirante francés Charles Baudin, en su nota a Gorostiza del 22 de marzo de 1839, se queja de que se haya intentado poner en ridículo las reclamaciones francesas presentándolas como formadas “solamente por algunos pasteleros”. Por su parte, Mathieu de Fossey explica de la siguiente manera cómo pudo haber surgido la leyenda de los pasteles: «El hecho es que un fondero francés llamado Remontel, fué víctima de un robo ejecutado en Tacubaya por algunos oficiales, malas cabezas, en la víspera de la partida de las tropas que mandaba Santa Anna en 1832, cuando este general renunció á la esperanza de tomar á México y se dirigió á Puebla. Tomaron aquellos la precaución de dar de beber en exceso al fondero y á sus criados, y de encerrar luego á todos ellos. Cuando despertó al siguiente día, pudo advertir, ya muy tarde, que se habían apoderado de los productos de la venta de varios días, de parte de la vajilla, de los vinos y aun de la batería de cocina. Quejóse ante el encargado de negocios de Francia, señor Barón Gros, quién reclamó una suma de 800 pesos como indemnización. Esto fue origen de tantas exageraciones y burlas de la prensa. Todavía hoy (1857) no hay cien personas en México que rehúsen dar crédito a la reclamación de $30,000 por el consumo de pastelillos». (Le Mexique, París, 1857, p. 287). Por su parte Carlos Pereyra, en su obra De Barradas a Baudin, comenta al respecto de lo dicho por Mathieu de Fossey: “Excusado es decir que el viajero francés [Fossey] no puede ser autoridad, por falta de comprobación de sus afirmaciones y que la verdad de la reclamación solo se encuentra en la reclamación misma”. José Bravo Ugarte en El conflicto con Francia, 1829-1839, comenta también sobre lo dicho por Fossey: “Tales datos no son exactos, por lo menos en lo relativo al citado movimiento militar de Santa Anna, que no fue en 1832 sino en 1844; pero nada hemos podido hallar, para corregirlos, en los documentos del Archivo de Relaciones.”