Anverso y reverso de la medalla de plata, otorgada como premio a los marinos de la corbeta Luisa Fernanda que participaron en el rescate
de la tripulación del USS Somers.
Año de 1986. Se descubren los
restos del Somers
140 años más tarde, durante el
año de 1986, una expedición liderada por George Belcher, investigador y vendedor de arte de San Francisco,
California, se descubrió cerca de los arrecifes que rodean a la isla Verde, los
restos de un naufragio que prometía ser los del bergantín de guerra
estadounidense.
A inicios de noviembre de 1987
los periódicos Washington Post, Los
Angeles Times y Kentuchy Edition Enquirer, dieron la noticia de que un
grupo de buzos encabezados por Belcher, habrían descubierto los restos del USS Somers. Las notas también hicieron
mención de que aquél había sido financiado por el entonces gobernador del
estado de Veracruz, Agustín Acosta Lagunes, con 65 mil dólares. Según Belcher,
el descubrimiento se mantuvo en secreto “para proteger el bien conservado
naufragio del vandalismo”.
“Belcher estaba trabajando como
consultor de arte para el estado mexicano de Veracruz en 1985 —relata Los Angeles Times, cuando el gobernador
Acosta Lagunes le pidió que realizara una investigación histórica de naufragios
alrededor del puerto de Veracruz. Dijo que para descubrir el Somers usó equipo
sofisticado de detección con la ayuda de su hermano Joel y del experto en
magnetómetros Daniel Koaki Karell”.
En el pecio se encontró
armamento, porcelana china y cronómetros, entre otras cosas. En noviembre de 1987,
los lancheros, buzos locales y negociantes del puerto de Veracruz, fueron
testigos de cuando Belcher desembarcó varios baúles blancos de 400 litros de
capacidad en el muelle del Club de Yates, en donde trasladaban materiales y
objetos. A raíz de esto, Belcher fue acusado de estudiar el hundimiento sin
permiso, de haber usado fondos del gobierno del estado de Veracruz, de saquear
los restos del Somers y de
comercializar un video submarino en donde se documenta su rescate.
Belcher se defendió y juró que él
no había saqueado el bergantín. Y explicó que a mediados de 1984 recibió una
llamada del entonces gobernador de Veracruz, Agustín Acosta Lagunes, en donde
le solicitaba su apoyo para conseguir piezas de coleccionistas privados para
montar un museo en Veracruz. Fue entonces cuando Belcher le propuso que le
permitiera explorar las costas del estado con el fin de conseguir más piezas
para el incipiente museo.
Apoyándose en un mapa naval
estadounidense, en donde se señalaba con letra manuscrita “pérdida del US
Brig Somers; dec. 8, 1846” en una zona cercana a la isla Verde, convenció a
Acosta Lagunes de que le prestara un bote, mientras que el norteamericano lograba
recaudar por medio de donaciones de amistades, 65 000 dólares a través de una
empresa que llamó “U S Somers Project by
George Belcher”.
En marzo de 1986 se llevó a cabo sin
éxito el reconocimiento de la zona marcada en el mapa. Regresaron al sitio dos meses
después, en donde estuvieron explorando por 20 días hasta que el 2 de junio,
durante una tormenta, detectaron una anomalía magnética a 110 pies de
profundidad. George Belcher y Joel se sumergieron, descubriendo al bergantín de
guerra norteamericano. Nadaron alrededor de la nave durante 20 minutos, “extrayendo
solamente un jarrón de cerámica de color gris con pinturas de hojas en forma de
corona”. El jarrón con una capacidad de 2 galones, tenías las siguientes
inscripción impresa en su parte superior “B.
C. Milburn. Alexandria. D.C.”.
Este jarrón fue entregado al gobernador Acosta Lagunes para el museo de Jalapa. Belcher regresó al Somers en octubre de ese mismo año, en
donde estuvo según él, solo 10 minutos sin tocar nada. En mayo de 1987 el buzo
norteamericano retornó acompañado por el arqueólogo estadounidense James P.
Delegado, quien era jefe de Historia Marítima y Arqueología Submarina del
servicio Nacional de Parques, perteneciente al Departamento del Interior del
gobierno de Estados Unidos. Este último llegó con el encargo de realizar una
descripción oficial para aquel gobierno.
Delgado detalló el descubrimiento
de estufas, artículos de cocina, instrumentos de guerra, más cañones y el timón
que incluía un cronómetro. Y fue en ese momento en que se grabó el
anteriormente mencionado video. Belcher aprovechó para aclarar en los medios
escritos que, en los baúles blancos, mencionados líneas arriba, solo había “cable,
pues cuando uno va a filmar bajo la superficie del agua se necesitan muchos
metros de cable para dar energía a todo el equipo de luces y de filmación. En
los famosos baúles no había nada más que cables”. Algo que confirmó Delgado
en una entrevista que se le realizó en septiembre de 1989.
En aquella ocasión, Belcher fue
acompañado también por un lanchero veracruzano de nombre Lucio, al que apodaban
“El Tigre”. Siempre siguiendo la versión del estadounidense, algunos
meses después se enteró de que el también buzo Baltazar Pazos había estado en
el Somers. Belcher le pidió a Pazos
que no volviera a bajar, pues le explicó que ya estaban iniciados los trámites
legales para que los gobiernos de los Estados Unidos y México organizaran una
investigación conjunta. Pazos, por su parte, le dijo que había descubierto al Somers accidentalmente mientras pescaba
y que no se preocupara, pues nunca más bajaría al pecio.
Sin embargo, Belcher siguió
indagando y por amigos mutuos supo que Pazos había pagado a “El Tigre”
para que le indicara el sitio del naufragio y que el buzo veracruzano había
sacado muchas piezas con las que adornó su jardín. Sería hasta el año de 1995
cuando Pazos se defendió de las acusaciones en una entrevista en el mismo
semanario en donde se había estado ventilando el asunto. En este, el también
empresario radiofónico negó que en el jardín de su casa tuviera piezas
extraídas del mar. “Yo no sé nada ¿Cuál jardín? Lo único que tengo son
caracoles.” Contestó escueto. Con respecto al saqueo del Somers señalado por Belcher, agregó: “No
sé nada. En lo absoluto. Sé que hubo un buque, La Esperanza, que no se le dio
permiso y se fueron. Peter Trockmorton es un científico arqueólogo que estuvo
en Veracruz, pero no se encontró nada”.
Dos países. Un estudio en
conjunto
A raíz de los hechos mencionados,
los gobiernos de México y de los Estados Unidos intervinieron en el asunto. Sin
embargo, ambos gobiernos mantuvieron puntos de vista encontrados con respecto
al pecio, pues para México el barco “formaba parte de su patrimonio
histórico, pues al haberse hundido en aguas territoriales mexicanas en el curso
de una acción naval cuando México y Estados Unidos estaban en guerra, el Somers
es, desde entonces propiedad mexicana. Para Estados Unidos, el Somers, al
formar parte de su Marina de Guerra, es un buque de Estado, y como tal,
continúa siendo de propiedad norteamericana, independientemente del lugar y
circunstancias del naufragio. Además, por haberse hundido con parte de su
tripulación a bordo, es considerado una “tumba de guerra”.
Ninguno de los dos países cedió
en su posición, pero ambos estuvieron de acuerdo en la importancia
histórico-científica del pecio. Fue entonces que se acordó llevar a cabo un
proyecto de investigación conjunta con arqueólogos subacuáticos del U.S.
National Park Service y la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, con
el fin de ubicar con precisión los restos del naufragio, hacer un registro
fotográfico y de video y llevar a cabo un levantamiento detallado del bergantín
sin excavar o extraer ningún objeto relacionado con la nave.
Así, ambas dependencias a bordo
del buque patrulla de la Armada de México “Margarita Maza de Juárez”, realizaron
los estudios del 2 al 7 de julio de 1990, contando también con el apoyo del
comando submarino de la Armada de México. Se localizó al Somers a 35 m de profundidad, en una depresión del lecho marino. El
´casco descansaba sobre su lado de estribor y se había conservado algo de su
madera debido a que la corrosión de las planchas de cobre la había protegido.
Desde entonces, la zona donde
permanecen los restos del USS Somers,
cerca de la isla Verde, es custodiada por la Armada de México. Así, el gobierno
mexicano protege a esta nave, que además de una tumba de guerra, es un mudo
testigo de la furia de los nortes y de una trascendental parte de la historia
del puerto de Veracruz y de México.
Pecio del USS Somers. Fuente: El brig U.S.S. Somers Arqueología Mexicana [en línea]. 2010, Vol. 18, número 105 (sept.-oct).
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Imagen de encabezado: USS Somers (1842). Fuente: Wikipedia Commons https://commons.wikimedia.org/wiki/File:USS_Somers_(1842).jpg