Por Luis Villanueva
Antecedentes de la colonización de Texas
Una síntesis y un preámbulo
La expansión
española en las región Noreste de lo que hoy es Estados Unidos de Norteamérica,
tiene su antecedente más lejano con Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1527-1537);
seguido por Francisco Vázquez Coronado (1540-1542), Francisco Sánchez Chamuscado
(1581-1582), Antonio Espejo (1582-1583) y Juan de Oñate (1598), entre otros. En
principio, esta colonización fue lenta en parte debido a la resistencia de los
indios y al poco rendimiento económico de la zona. Sin embargo, aún con sus vicisitudes, estas exploraciones lograron
adelantar la frontera española hasta el río Rojo (hoy frontera entre los estados
de Texas y Arkansas), a causa de la llegada de los franceses al
oeste del río Misisipi, pues
aceleró la exploración y colonización de este territorio con incursiones llevadas
a cabo por Alonso de León (1690), Martín
de Alarcón (1718. También fundó el presidio de San Antoni de Béjar, hoy San
Antonio, Texas), Pedro Rábago y Terán (1740) y el Marqués de
Aguayo, fundador del Presidio de Nuestra Señora del Pilar de los Aedes (1721).
Este último fue levantado para controlar la expansión francesa en el Oriente texano
y se mantuvo en funciones hasta que fue abandonado en 1773, cuando se ordenó dejar
la misión del Este de Texas, después de adquirida la Luisiana por España con el tratado
secreto de Fontainebleau (1762).
El
22 de febrero de 1819, a través del Tratado de amistad, arreglo de
diferencias y límites entre S.M.C. y los Estados Unidos de América (Tratado
Adams-Onis) y a raíz de la cesión de la Florida por España a los EE. UU., se
acordó que todas aquellas personas que quisieran trasladarse a los dominios
españoles desde los territorios cedidos, “se les permitirá la venta o
extracción de sus efectos en cualquier tiempo, sin que pueda exigírseles en uno
ni en otro caso derecho alguno”.
Moses y Stephen F. Austin
Moses
Austin fue un comerciante minero que en 1789 (o quizá un poco antes), arrendó o
adquirido minas de plomo en New River, al sudoeste del estado de Virginia,
sitio a donde se mudó en 1791. En 1796, ante la falta de éxito en sus negocios,
migró hacia el sudeste de Missouri (conocido entonces como Alta Luisiana o
Illinois), a sabiendas de los ricos yacimientos de plomo que allí existían. Su
intención era reconocer el territorio, hacer inspecciones y de ser posible,
adquirir una concesión, como finalmente lo hizo. Por
aquellos años, la política española de donaciones generosas de tierra a los
colonos (en contraste con la pobre iniciativa estadounidense en este rubro), era
un gran atractivo. Además, Francisco Luis Héctor de Carondelet, gobernador español
de Luisiana y la Florida Occidental, también incentivó la migración ofreciendo utensilios
de agricultura y provisiones por un año a los colonos. Carondelet lo hizo con
la intención de establecer estadounidenses para formar una barrera contra los
británicos canadienses y así ganar para España todo el valle del Mississippi. En
enero de 1797, Austin llegó a San Luis Missouri, en donde presentó al teniente
gobernador y comandante general, cartas del cónsul español en Louisville
(Kentucky), quien a su vez extendió otras para el comandante François Vallé, en
Santa Genoveva, poblado situado en la Luisiana española y a donde partió de
inmediato. En este sitio fue apoyado por Vallé para que visitara unas minas
situadas más al Este. Reconociendo Austin el favorable potencial minero de la
zona, averiguó que las vetas, aun bajo el dominio real español, estaban en
posibilidad de ser concesionadas. El 26 de ese mismo mes, Austin solicitó se le
concesionara un vasto terreno de cuatro leguas cuadradas alrededor de las minas,
al tiempo que formó una sociedad con John Rice Jones, Vallé y Pierre de Hault
de Lassus de Luziere, para explorarlas si su solicitud era aprobada. Obvio, la
función de estos oficiales era la de influir a su favor con el gobernador. Moses
retornó a su casa en marzo, después de haber “recorrido dos mil millas, de
las cuales 960 fueron en zona salvaje y muchas de las veces, con nieve de dos
pies de profundidad”. Carondelet aprobó la concesión en mayo de aquel año y
finalmente, el 8 de junio de 1798, partieron a Santa Genoveva Moses Austin y su
familia, formada por su esposa Mary, su hijo Stephen F. Austin, entonces de
cinco años (nació en Virginia, el 3 de noviembre de 1793), y su hija Emily M.
B. Austin; además de otras cuarenta personas de raza negra y blanca; nueve
vagones de carga, una diligencia y cuatro caballos. De las 17 personas que el 8
de septiembre lograron llegar a Kaskaskia (punto situado en el margen de un
afluente del río Mississippi de igual nombre y a poco kilómetros de Santa
Genoveva), 15 estuvieron demasiado enfermos o débiles para caminar. Pasados
estos incidentes y una vez que Austin, en una sencilla ceremonia, juró lealtad
para convertirse en súbdito español, él con su familia se establecieron en
Santa Genoveva. Ubicación
de Kaskaskia y Santa Genoveva
(1778)
Aunque
al inicio fue complicado, los negocios de Moses Austin prosperaron mientras
estuvo bajo el dominio español, por lo que la compra de Luisiana por los EE.
UU. no fue una buena noticia, pues trajo con ello impuestos, deberes militares
y un sistema meticulosamente rígido con respecto a la posesión de la tierra. No
obstante, la transferencia estimuló la inmigración a Missouri, permitiendo la
expansión de considerables negocios. Austin pareció prosperar. Al cumplir su
hijo Stephen 11 años en 1804, su padre lo envió con unos amigos a Connecticut,
con instrucciones de que fuera inscrito en una buena escuela. Posteriormente
cruzó las montañas y entró a la Universidad de Transilvania en Lexington,
Kentucky, en 1810, En este sitio estuvo dos cursos y medio, pero no continuó
estudiando, quizá debido a la falta de recursos económicos, pues sus siguientes
dos hermanos ya venían detrás. Retornó a Missouri a los 16 para echarle una
mano a su padre en sus dispersos intereses. Desafortunadamente, la situación
económica se derrumbó con la guerra angloestadounidense de 1812, que paralizó
todo el comercio y la industria, lo que, aunado a la depresión de 1818-1819,
dio como resultado que en este último año Moses Austin cayera en bancarrota. Entre
tanto, Stephen inició en 1814 una carrera legislativa cuando fue elegido para
la Casa de los Representantes, sitio donde mantuvo tras ganar varias
reelecciones, hasta que Missouri fue admitido en la Unión en 1820. Es
importante resaltar esta etapa legislativa del joven Austin, pues es probable
que durante este tiempo haya adquirido experiencia y conocimiento para su
futuro en la práctica gubernamental de un estado fronterizo.(Octubre 4, 1761 – Junio 10,
1821)Texas
La
idea de la empresa texana había revoloteado en la mente del viejo Austin por lo
menos desde 1819, cuando habló de ese tema con su hijo Stephen poco después de la
cesión de Florida a los Estados Unidos, en febrero de ese año. En septiembre,
Moses contempló un viaje a San Antonio, pues aparentemente habría ideado algún
tipo de operación comercial en el “país español”. Por ese motivo, en enero de
1820 solicitó a un amigo en Washington una copia del pasaporte que llevó a
Missouri en 1797. Durante el verano de aquel año, acordaron padre e hijo que el
primero viajaría a la capital de Texas, para solicitar a las autoridades
españolas un permiso de establecer una colonia, mientras que Stephen se
trasladaría a Nueva Orleans para preparar la salida de los colonos por si la
petición era aprobada. En noviembre, Austin padre partió a San Antonio de Béjar
con un caballo, una mula, un negro y 50 dólares en efectivo. Llegó a este sitio
el 23 de diciembre con su sirviente y dos acompañantes (uno de ellos llamado
James Kirkham), que se les habían unido en el camino. Austin fue “recibido” por
el coronel y gobernador de Texas Antonio María Martínez quien, sin tomarse la
molestia de mirar sus papeles, le ordenó “dejar Béjar de inmediato y abandonar
la provincia lo más pronto posible”. A pesar del recibimiento, aquel día Moses
corrió con suerte, pues se encontró con Felipe Enrique Neri, Barón de Bastrop, un
viejo conocido de sus años en Luisiana, quien intercedió por él con el
gobernador. Entonces se llevó a cabo una segundo encuentro, en donde Austin fue
sometido al escrutinio de las autoridades españolas. En el interrogatorio declaró
tener 53 años, católico y ser un antiguo súbdito del Rey de España, cosa que
probó con su pasaporte de 1797; que deseaba establecerse junto con su familia
en Texas para cultivar algodón, azúcar y maíz. Que no traía consigo bienes para
comerciar y que solo llevaba una escopeta, una pistola, dos caballos, algo de
ropa para su uso personal y fondos necesarios para el viaje. Agregó que era
originario de Connecticut y residente en Missouri; que se trasladó al saber del
restablecimiento de la constitución liberal en España para solicitar permiso de
establecerse en el territorio. Que representaba a trescientas familias con el
mismo objetivo y como español que era, buscaba cumplir la orden del Rey de
permitir que sus súbditos se trasladaran a cualquier parte de sus dominios tras
la venta de la Luisiana. Después de la indagación, el ayuntamiento fue
consultado y tras tres días de liberación, Martínez accedió remitir su
solicitud y recomendar su aprobación al comandante general Joaquín de Arredondo,
quien la concedió el 17 de enero de 1821. Por
su parte, y mientras esperaba la autorización, Moses Austin regresó a los
Estados Unidos; pero su retorno fue complicado, pues descubrió que Kirkham era una
persona temeraria y deshonesta. Desde su salida de Béjar, este hombre le dijo
que algunos españoles deseaban viajar con ellos. En San Marcos, un poblado
situado 50 millas hacia el Este, Moses supo que ese grupo podría unírseles en
Colorado con una recua de mulas y caballos, algunos robados del corral real,
pues Kirkham les había prometido que se los compraría. Ante la protesta de
Austin de que dicho negocio era contrario a las leyes españolas, aquel
respondió “que no había hecho nada que los molestara o dicho algo que
pudiera inducirlos a llevar las mulas, exceptuando que, si ellos así lo hacían,
él podría comprárselos”. Esto puso muy nervioso a Moses, pues temió que el
gobernador pudiera tenerlo como cómplice en la trama. No está muy claro si,
como dice la tradición, Kirkham abandona a Austin y a su sirviente en el
trayecto de regreso, dejándolos además sin provisiones y animales. Joseph F. Austin
aclara en una carta que Kirkham había dañado la pólvora antes de huir,
obligando a su padre a subsistir ocho días de la jornada viviendo solo de bellotas
y raíces. También agrega que Moses llegó muy enfermo por las penurias del viaje
a la casa de Hugh McGuffin, una amistad, en donde permaneció en cama por tres
semanas. Por su parte, Moses escribió sobre su vivencia: “He vuelto de San
Antonio, en la provincia de Texas…después de sufrir todo menos las muerte”,
pero en ningún momento menciona la deserción de Kirkham. Finalmente, Moses logra
llegar a su hogar en Natchitoches, Luisiana, el 23 de marzo de 1821. En una carta a su hijo James, Austin explicó
que el gobernador le había autorizado a establecer 300 familias en una
superficie de 200 mil acres en la boca del río Colorado. Para ello, primero
quiso inspeccionar la zona antes de repartirla entre las familias, por lo que
planeó enviar de inmediato a Texas 25 hombres a cambio de transporte y
manutención hasta el 1 enero de enero de 1822. Durante el tiempo que durara este
convenio, la avanzada debía construir una casa, cercado, empalizada, hacer una
bloquera, sembrar maíz y cosecharlo, así como almacenarlo en un granero. Cada
colono podría armarse con una buena carabina española para su defensa y
prometer lealtad al Rey y a la Constitución española. Moses podría, además, proporcionar
herramientas de labranza, mulas y bueyes y al final de su servicio, darle a
cada hombre 640 acres de tierra y cinco busheles de maíz de
los almacenes. Oto de sus planes fue fundar en la desembocadura del río
Colorado el pueblo de Austina, del cual pensó que podría, en pocos años, ser
igual a Nueva Orleans “en resultados si no es que en riqueza”. Durante
abril y mayo, Moses Austin trabajó fervientemente en arreglar sus enredados
asuntos. A fines de ese último mes, escribió a su hijo Stephen que esperaba
terminar sus asuntos en uno o dos días más, y le daba instrucciones de en lo posible,
conseguir un barco y prepararlo sin demora para el viaje a Colorado. Sin
embargo, él nunca se recuperó de las penurias y esfuerzos que vivió en su
regreso de Texas. Pocos días después de haber escrito esta carta, enfermó de
neumonía y aunque mejoró tras haber sido tratado médicamente, finalmente falleció el 10 de junio de 1821, no sin antes rogar a su esposa que hiciera
saber a su hijo Stephen, que tomara su lugar y llevara a cabo sus planes de cumplir
el contrato de colonización en Texas.
Stephen
F. Austin
(Nov. 3, 1793 – Dic. 27, 1836) Eugene C. Barker, The life of Stephen F. Austin, USA, Cokesbury Press, 1925, pp. 5-14