sábado, 8 de abril de 2023

La guerra México-EE. UU. La colonización de Texas. Entrega No. 2

 


Por Luis Villanueva

Si desea usted leer la primera entrega, puede acceder a ella en la siguiente liga:
1.- Entrega No. 1: Aquí

Stephen Fuller Austin. La colonización de Texas. Una Síntesis
    Desde un año antes de la muerte de su padre, Stephen F. Austin aparentemente había mostrado vacilación para entrar en la empresa texana. En una carta escrita a su cuñado en abril de 1820, expresó sus planes de permanecer en Arkansas durante el verano, “y después de esto, es incierto a donde iré”. En una segunda misiva escrita en junio, le pidió que, si viera a Moses, su padre, le dijera sus planes de ir a vivir a la desembocadura del río Blanco;[1] pero si esto no fuera posible, entonces bajaría por el Mississippi en busca de empleo. En julio, Austin aceptó una oferta del gobernador de Arkansas para ocupar un escaño en el tribunal judicial de ese mismo estado; pero apenas había tomado posesión cuando renunció y a fines de agosto ya se encontraba en Luisiana. A inicios de diciembre, un envío expresaba la esperanza de Stephen Austin de establecerse permanentemente en ese último lugar. En enero 20 de 1821, escribió a su madre que desconocía por completo sobre los proyectos de su padre, aunque estaba en el entendido que en febrero estaría en camino de vuelta a Natchitoches. Mientras tanto, Stephen viajó a Nueva Orleans en busca de trabajo, en donde se ofreció, entre otras funciones, como empleado o supervisor, Es en este momento cuando conoció a Joseph H. Hawkins, un abogado que su hermano había tratado en Lexington y quien le ofreció enseñarle leyes, hospedarlo y prestarle sus libros y dinero para ropa. “Una oferta tan generosa [dijo Austin] y de un hombre que dos meses antes me era completamente desconocido, casi ha hecho cambiar mi opinión de la raza humana…He determinado aceptar el ofrecimiento de Hawking.” Entre tanto, Stephen estuvo desempeñándose como asistente de editor del Louisiana Advertiser.[2]
    Este plan cambió con el éxito de su padre, Moses Austin, en Texas. Hay una carta del 22 de mayo que indica que hubo correspondencia previa con Stephen, pero ninguna ha sobrevivido al tiempo. Sin embargo, es evidente que había entendimiento entre ellos y que esto fue el motivo por el cual el viejo Austin incluyó a Hawking dentro de la empresa texana. Una misiva de su madre con fecha del 8 de junio, le informa de la desesperada enfermedad de su padre y otra más de James Bryan[3], le repite los ruegos de Moses para que lleve a cabo el contrato de colonización[4]. Austin parte a Natchitoches el 18 de junio para encontrarse con la escolta que el gobernador de Texas, coronel Antonio María Martínez, había enviado para acompañar a Moses Austin de vuelta a San Antonio de Béjar. Que Stephen estuvo preparándose para ello, lo demuestra el hecho que en Nuevo Orleans consiguió entre ocho y diez hombres para reconocer el territorio. También, anticipando la muerte de su padre, Stephen acordó con Hawkins abrir su correspondencia y notificarle a aquél por mensajero especial cuando esto ocurriera.[5]
    Austin llegó a Natchitoches el 26, encontrándose con los enviados de Martínez, don Erasmo Seguín[6] y don Juan Berramendi, entre otros españoles más. El 4 de julio le escribió a su padre, enviándole una traducción del permiso otorgado por el comandante general, Joaquín de Arredondo, para colonizar Texas (17 de enero de 1821). El 7 dejó a Seguín para continuar hasta un campo cerca de la casa de McGuffin, en donde se unió a su grupo y permaneció hasta el 9 debido a la pérdida de algunos animales. Al romper el alba del día 10, supo de la muerte de su padre, pero continuó hasta el poblado de Sabine, en donde estuvo todo el 11, retornando a Natchitoches el 12. Escribió a su madre que él continuaría con la empresa iniciada por su padre. Abandonó ese poblado el 14, adelantándose Seguín y retorna a Sabine el 15. En su diario da detalles de su itinerario y observaciones sobre el territorio que atravesaba. En el poblado de Nacogdoches, 36 de sus habitantes se sumaron al escuchar a Seguín entregar las órdenes del gobierno y nombraron temporalmente a James Dill[7] como cabeza de ese asentamiento, aunque varias familias de allí accedieron a moverse dentro de la concesión de Austin. El grupo dejó Nacogdoches el 21 de julio, después de retrasos en su salida debido a enfermedades y a la búsqueda de un hombre que se perdió en el bosque, llegando a San Antonio de Béjar el 12 de agosto. Seguín escribió al gobernador Martínez el 10 desde la zona del río Guadalupe, el grupo de Austin estaba compuesto por 16 personas y que Stephen era un hombre con el cual el gobernador podía obtener buenos resultados. También le sugirió que preparara cuartos confortables para este a su llegada. Por otra parte, en una carta escrita por Félix Trudeau, cónsul español en Natchitoches, igualmente le expresó una opinión muy favorable sobre el colonizador.[8] [9] [10]
    Martínez recibió muy cordialmente a Austin en San Antonio de Béjar, reconociéndole sin demora como heredero de la concesión de su padre el 14, para luego entrar en arreglos detallados con respecto al establecimiento de la colonia, autorizándole explorar las tierras del Colorado y el cauce de este río hasta la desembocadura; y también para introducir provisiones, herramientas e implementos de granja libre de impuestos a través del puerto de San Bernardo, exención que había sido legalizada por el comandante general. Por su parte, Austin tenía bajo su responsabilidad el buen comportamiento de los inmigrantes, no admitiendo a nadie sin cartas de recomendación de sus respectivos sitios de residencia; y hasta que el gobierno pudiera organizar la administración local, ellos “deben ser gobernados por y estar subordinados a” Austin. El 18, Stephen presentó el memorándum de un plan para la distribución de tierras entre los colonos, el cual, tras ligeras modificaciones hechas por el gobernador Martínez, fue formalmente aprobado al día siguiente. Cabe mencionar que, por aquellos años, el territorio de Texas era inhóspito y despoblado, en donde solo existían algunos asentamientos, misiones y presidios como los de San Antonio de Béjar y Nuestra Señora de Loreto de la Bahía (conocida como “La Bahía”). También existían grupos de indios que estaban en pie de lucha y que se mostraban hostiles a las nuevas fundaciones. El 21, Austin reanudó el camino siguiendo la ruta a lo largo del río San Antonio, escoltado un tiempo por el gobernador, el Barón de Bastrop y Berramendi. El primer día, el grupo llegó a la misión de San Juan Capistrano, en donde el colonizador detalló en su diario sobre las misiones y sus sistemas de riego. Posteriormente, llegaron a La Bahía el domingo 26, en donde al día siguiente presentó sus credenciales al alcalde y solicitó guías, como había sido instruido hacer por el gobernador. El alcalde le dijo que solo había dos soldados competentes para ser guías, pero que no podía prescindir de ellos sin una orden especial del gobernador. Austin decidió esperar hasta que el alcalde recibiera instrucciones a ese respecto, y dedicó el tiempo de espera en escribir cartas y preparando a seis de sus acompañantes para que volvieran a los EE. UU., con los caballos y mulas que sobraban, (alrededor de 60), lo que indica que posiblemente contaba también con alguna licencia de comercio. El 1 de septiembre, el mensajero retornó con la noticia de que el gobernador no tenía elementos para sustituir al par de soldados guías, por lo que, a recomendación del alcalde, Austin se valió de Manuel Becerra, uno de los regidores del pueblo, además de contratar dos indios Jaraname[11]como pilotos”.[12] [13] [14]
    Partieron el 3 siguiendo el camino a Opelousas por 16 millas hasta el arroyo Coleto, en donde el grupo giró hacia abajo hasta el río Guadalupe y siguieron su cauce hasta alcanzar la bahía de San Antonio. El 7, Austin pidió al guía ir a la vieja misión y presidio de La Bahía. Entonces, Becerra tomó rumbo al Este, aunque el sitio que estaba buscando estaba cerca de la desembocadura del arroyo Garcitas, casi al Noroeste. Después de andar 15 millas, subieron por la orilla de una de las ensenadas de la bahía Lavaca, para luego deambular varios días por la costa occidental de este mismo sitio. Austin se dio cuenta que el guía no conocía el territorio y lo despidió. Esto último se desprende del reporte de Becerra en su retorno al poblado de Goliad (La Bahía); sin embargo, su aparente ignorancia se origina en el hecho que, mientras el permiso de Austin solo le autorizaba a explorar el Colorado, estuvo mapeando cuidadosamente el valle del río Guadalupe y parte de la costa. Continuaron hacia el noreste hasta llegar al río Colorado entre los actuales pueblos de Columbus y Wharton. Siguieron río abajo alrededor de treinta millas y giraron nuevamente hacia el noreste, hasta llegar al río Brazos[15] el 20 de septiembre, cerca de San Felipe, lugar donde más tarde establecería su capital. En este sitio dividió al grupo para explorar ambos lados del Brazos, partiendo el 22 hacia Natchitoches, a donde llegaron el 1 de octubre. En su viaje a San Antonio y en subsecuentes exploraciones, Austin atravesó una región ahora ocupada por 23 condados, obteniendo una impresión muy certera del curso bajo de los ríos San Antonio, Guadalupe y Brazos. Cabe señalar que en esta vasta región solo había dos villas, con una población total, según el gobernador, de 2 516 almas. Estos eran San Antonio de Béjar y La Bahía o Goliad. Nacogdoches había sido, antes de la revolución y de las expediciones filibusteras que iniciaron en 1812, un poblado con cerca de mil personas, pero la guerra y la rapiña dispersaron a sus habitantes y cuando Moses Austin pasó por ella a fines de 1820, se encontraba abandonada. Unos cuantos rezagados e ilegales americanos de los alrededores, fueron acogidos por Seguín, a los cuales se les dio una organización local durante el verano, tal y como se detalló párrafos arriba. La población en general se encontraba dispersa aquí y allá a lo largo de los ríos Sabine y Rojo; y de cuatro misiones cercanas a San Antonio, una estaba abandonada, tres se encontraban ocupadas con la tierra cultivada por las familias del poblado, pero todas casi en ruinas. Las dos misiones cercanas a La Bahía se mantenían, pero los sacerdotes no tenían autoridad y los indios iban y venían a su antojo. En ese sitio también había algunos soldados y en San Antonio había una guarnición fuerte, pero el Ayuntamiento se quejaba de que estaban sin monturas, mal uniformados y sin suministros; que eran inútiles en el campo y una molestia en las barracas, de donde se veían obligados a salir y obtener algo para subsistir robando a los ciudadanos. Por otra parte, el gobernador aparentemente veía con buenos ojos la ocasional partida de caballos y mulas a Natchitoches, y era ciego cuando los audaces aventureros llegaban con esos animales cargados con tabaco, harina, ropa, zapatos, entre otros productos. Austin observó que había circulante suficiente en La Bahía debido al comercio entre Natchitoches y la costa, pero el poblado estaba en ruinas y la gente vivía muy pobremente, teniendo un poco de ganado y caballos que habían escapado de los indios y cosechando algo de maíz. En sus casas no había muebles o los tenían contadamente. Tampoco había cuchillos, por lo que comían con tenedores, cucharas o con los dedos. El gobernador Martínez comentaba que era absolutamente necesario para la nación hacer esfuerzos para poblar la provincia, y que esto sería más fácil y menos caro si se ofrecían incentivos que atrajeran extranjeros rápidamente al país. De allí su bienvenida a Austin.[16]
    Desde Natchitoches, Austin envió a Martínez un reporte de su reconocimiento, delineando las fronteras que deseaba para su colonia y su plan final para para la distribución de tierra entre los colonos. Aunque tenía planeado distribuir los asentamientos en el valle entre el Colorado y el Brazos, el área solicitada ahora era mucho más grande: desde la desembocadura del río Lavaca hasta su nacimiento, de allí a lo largo de la cuenca entre los ríos Guadalupe y Colorado hasta un punto situado seis leguas por arriba del camino Béjar-Nacogdoches, para seguir paralelo al camino hasta la cuenca de los río Brazos-San Jacinto, bajando hasta el mar y a lo largo de la costa hasta el punto de inicio. Por su parte, cincuenta familias de los alrededores de Nacogdoches se habían agregado a la empresa entre noviembre y diciembre, pero como Austin no podría estar allí para recibirlos, envió un agente como supervisor para prevenir que se sobrepusieran ubicaciones. También envió a Josiah H. Bell, uno de sus anteriores asociados en Arkansas, para ejercer temporalmente en el asentamiento las labores de justicia y paz. En Natchitoches encontró cerca de cien cartas de Misuri, Kentucky y otros estados del occidente y se convenció que podría establecer mil quinientas familias tan fácil como las trescientas consideradas inicialmente. Desde que Martínez decidió la rápida colonización de la provincia, Austin propuso un plan con el cual podría lograr esto: dejó al gobernador que nombrara un comisionado o superintendente de inmigración, que conociera las condiciones en los Estados Unidos y el carácter de sus habitantes tan también como la calidad y situación de las tierras en Texas (él mismo en corto) y un agrimensor general, el cual, independientemente del comisionado, podría actuar solo en los certificados emitidos por él y dejar a ambos oficiales la administración de las regularizaciones de colonización que el gobierno deseara prescribir. Por otra parte, la distancia a San Antonio, lo caro del viaje, la incertidumbre y dificultad de hacer frente a un gobierno en un idioma que no entendían podría disuadir al mejor tipo de inmigrantes a arriesgarse en la aventura. Martínez aprobó el plan y recomendó a su superior su adopción y el nombramiento de Austin, “porque es un sujeto que sabe y quien durante su estancia en esta ciudad dio la impresión de ser un hombre de honor, de escrupuloso respeto por la formalidad y de querer aprender a desempeñar los deberes propuestos por su difunto padre. Con todo, la recomendación fue rechazada.[17]
Fragmento del “Map of Texas. With Parts of the Adjuining States. Completed by Stephen F. Austin” (1836), en donde se aprecia la colonia Austin. Los límites som muy semejantes a los planteados inicialmente por el colonizador en 1821.

    El 10 de noviembre, Austin regresó a Nueva Orleans para hacer algunos arreglos de último momento. También compró un pequeño barco, la goleta Lively, de 30 ton., a un costo de $600 y cuya mayor parte fue cubierto por Edward Lovelace, uno de los hombres que lo acompañó en su exploración del verano pasado. Hawkins lo equipó y la nave zarpó a fines de noviembre con provisiones, herramientas, semillas y entre 17 y 18 inmigrantes, con instrucciones de seguir la línea de costa desde la isla de Galveston hasta el río Guadalupe, desembarcar en la boca del río Colorado, levantar una estacada, sembrar y cultivar cinco acres[18] de maíz y permanecer al servicio de Austin hasta diciembre de 1822, fecha en que él les daría a cada uno de ellos 40 acres de tierra y la mitad del rendimiento de la cosecha. Entre tanto, este había accedido a proporcionarles herramientas y animales de trabajo, además de pagar sus gastos de manutención mientras estuvieron a su servicio. Austin firmó con Hawkins un contrato para formalizar su acuerdo previo, por el cual el segundo comprometió $4 000 para inaugurar la colonia y el primero daría a Hawkins la mitad de la tierra y otros beneficios derivados de la empresa. Desde agosto, Austin había escrito en Goliad los términos que proponía para la colonización, los cuales aparecieron publicados en los periódicos del valle del Misisipi, levantando gran interés. Stephen había dado su oferta definitiva: los colonos recibirían la cantidad de tierra indicada en su carta al gobernador Martínez desde Natchitoches -Mecánicos y hombres de capital se les daría tierra adicional y privilegios “en acuerdo a su capacidad para ser útil”. Por su parte, los colonos debían hacer juramento de lealtad al recién establecido gobierno mexicano, pagar a Austin 20.5 centavos por acre de tierra, la cual quedaría libre de cualquier otro honorario y gastos; y colonizar y cultivar una parte de la tierra concesionada para enero de 1823. Además, nadie sería admitido si no “da satisfactoria evidencia de ser un ciudadano moral, sobrio e industrioso”. Finalmente, y de acuerdo con las instrucciones de Martínez, Austin firmó como “Comandante Civil de la Colonia”.[19]
    Los detalles sobre su retorno a Texas se han perdido, pero probablemente Austin dejó Nueva Orleans el 25 de noviembre. El 7 de diciembre estaba de vuelta en Nacogdoches, de donde, sin dudarlo, partió al interior. Durante su ausencia, pocas de las “cincuenta o más” familias de las cuales había escrito a Martínez desde Nacogdoches, se habían mudado. No obstante, durante enero y febrero de 1822 el movimiento hacia la colonia fue más activo. Era de entenderse, pues para los colonos fue necesario dejar los EE. UU. después de recogida su cosecha y llegar a Texas a tiempo para sembrar la siguiente. Mientras tanto, Austin empleó ese par de meses para buscar al grupo que el Lively debió haber desembarcado en la boca del Colorado. Como no los encontró allí, fue a San Antonio para notificarlo al gobernador Martínez. Por varios meses el destino del Lively fue motivo de ansiedad para Stephen, corriendo el rumor entre los primeros colonos y más tarde en la tradición, que el barco se había perdido sin que se supiera nada más de él. La realidad es que la nave, después de partir de Nueva Orleans el 3 de diciembre, navegó más allá de la desembocadura del río Brazos; el 23 regresó a ese sitio y desembarcó su carga y a los colonos creyendo que era la boca del río Colorado. Se desconoce qué fue lo que sucedió en la goleta durante esos 20 días, pero la nave navegó hacia el Sur para hacer sondeos y algunos de los colonos que quedaron atrás, esperaron que regresara, pero no volvieron a verlo más. No obstante, el barco navegó hasta Nueva Orleans, donde arribó en algún momento antes del 6 de febrero. Tomó más carga y pasajeros y zarpó hacia Texas en mayo o junio, pero naufragó en la costa occidental de la isla de Galveston, con la consiguiente pérdida de toda su carga. Los pasajeros fueron rescatados de la isla por la goleta John Motley y dejados en la boca del Colorado. Entre tanto, el grupo en la desembocadura del río Brazos, decepcionados por no haber encontrado a Austin, se dividió en dos grupos dirigidos por un par de colonos que conocían algo de la zona por haber participado en la exploración del verano pasado. Mientras uno de ellos llevó vanamente a su grupo corriente arriba en búsqueda de un sitio para asentarse, el otro permaneció abajo para vigilar una casa grande que habían construido cerca de una pequeña cascada. Cuando volvieron a reunirse, se mantuvieron a la ventura, tratando de levantar una cosecha de maíz debido a que sus reservas de alimento prácticamente se habían consumido. La severa sequía de 1822 dio al traste con sus esfuerzos y finalmente todos los colonos, salvo dos o tres, regresaron a los Estados Unidos. [20] [21]
    En San Antonio de Béjar, reciente la decepción en la desembocadura del río Colorado, una nueva sacudida esperaba a Stephen Austin: El gobernador Martínez había actuado sin consultar a su superior para reconocerlo como el sucesor de su padre. Aparte y a sabiendas de la condición desértica de Texas, de las dificultades de comunicación y del viaje, y de que los colonos deben tener subsidios permanentes para que puedan construir refugios para sus familias y sembrar, aprovechó los planes de Austin para distribuir la tierra y además, respaldó su sugerencia de que se nombrara un comisionado de inmigración. Por otra parte, en Monterrey, cien leguas al Sur, el comandante general y la diputación no tenían el conocimiento de aquellos problemas prácticos, ni tampoco compartían el anhelo del gobernador texano de colonizar el territorio. Ellos respondieron al reporte de Martínez de que Austin no debía “distribuir tierras, nombrar jueces o asumir cualquier autoridad”, pero que en todos los casos él podría hacer saber sus deseos al gobernador superior (ellos mismos), y esperar sus decisiones. Y mientras tanto, los inmigrantes podían ser ubicados provisionalmente en algún sitio designado por el ayuntamiento más cercano. Por ese tiempo, el gobierno mexicano había iniciado una política de colonización en Texas y las californias y a sabiendas de este cambio en la política migratoria y que podría ser demorada la resolución sobre la concesión de Austin, Martínez le aconsejó que fuera a la Ciudad de México a tratar de que se lo confirmasen. Esta fue una contingencia completamente inesperada y estresante para el colonizador, pues tenía la responsabilidad con los inmigrantes que habían traído a Texas, quienes corrían el riesgo de sufrir una gran demora en obtener sus tierras[22].

Stephen Fuller Austin (1793-1836)

Imagen de encabezado: "A New Map of Texas, with the Contiguous American & Mexican States . . . 1836". BLR. Barry Lawrence Ruderman. Antique Maps Inc. https://www.raremaps.com/gallery/detail/91525/a-new-map-of-texas-with-the-contiguous-american-mexican-s-mitchell-young 

[1] Este río atraviesa Arkansas y Misuri. Desemboca en el río Misisipi.

[2] Eugene C. Barker, The life of Stephen F. Austin, USA, Cokesbury Press, 1925, p. 32-33

[3] James Bryan fue un minero emprendedor. Casado con Emily Margaret Brown Austin, fue cuñado de Stephen F. Austin.

[4] Para mayores detalles, leer la primera entrega de esta serie.

[5] Baker, op.cit., p. 33-34

[6] Juan José María Erasmo de Jesús Seguín (26 de mayo, 1782-30 de octubre de 1857). Fue firmante del Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, diputado por Texas en el Congreso mexicano, donde apoyó la inmigración de anglosajones a ese territorio. Combatió en la guerra de Texas, sin tener la certeza si apoyó abiertamente la creación de la República de Texas y su anexión a EE. UU.  Por los inmigrantes sajones, ya que fue varias veces señalado como conspirador para que Texas se reincorporara a México federalista como era el espíritu original de la guerra texana.” Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Erasmo_Segu%C3%ADn 

[7] Dill, James (1766 ca – 1825). Fue uno de los primeros comerciantes indios. Vivió junto con su familia en Nacogdoches desde 1799 hasta 1813, retornando a este poblado en 1820 por invitación de Erasmo Seguín. Fue elegido alcalde de Nacogdoches en 1821 (quizá sea este nombramiento al que hace referencia Baker en su libro). https://www.tshaonline.org/handbook/entries/dill-james

[8] Baker, op.cit., p. 34-35

[9] The Portal to Texas History, “Transcrip of letter from Josef Erasmo Seguín to Antonio María Martínez, August 10, 1820”, https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth216412/m1/1/  (consultado el 8 de abril de 2023)

[10] Eugene C. Baker, Annual Report of the American Historical Association, for the year 1922. The Austin papers (V. II), United States, Goverrment Printing Office, 1928, p. 60

[11] Los Anaramas eran un pueblo indígena que vivían a lo largo de los ríos San Antonio y Guadalupe en el actual Texas, cerca de la costa del Golfo. Todos los Anaramas eran designados con un solo nombre: “Jaraname”. https://scholarworks.sfasu.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1521&context=ita (con información de Wikipedia).

[12] Baker, op.cit., p. 35-36

[13] The Portal to Texas History, “Transcripto of letter from Antonio María Martínez to Stephen F. Austin, August 21, 1821”, https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth216434/m1/1/ (consultado el 8 de abril de 2023)

[14]  The Texas General Land Office, “Letter, Martínez to Austin, Aug. 14, 1821”, https://www.glo.texas.gov/save-texas-history/pdf/martinez_to_sfa.pdf (consultado el 8 de abril de 2023)

[15] Originalmente conocido como “Brazos de Dios”. Fuente: “Spanish dominions in North América. Northern part (1811)”. https://www.raremaps.com/gallery/detail/88717/spanish-dominions-in-north-america-northern-part-texas-me-pinkerton

[16] Baker, op.cit., p. 36-38

[17] Baker, op.cit., p. 38-40

[18] Dos hectáreas.

[19] Baker, op.cit., p. 40-42

[20] Baker, op.cit., p. 42-44

[21]TSHA, “Texas State Historical Asociation”. Lively, https://www.tshaonline.org/handbook/entries/lively (consultado el 8 de abril de 2023)

[22] Baker, op.cit., p. 45

Bibliografía:

  • Barker, Eugene C. The life of Stephen F. Austin, USA, Cokesbury Press, 1925
  • Baker, Eugene TSHA, “Texas State Historical Asociation”. Lively, https://www.tshaonline.org/handbook/entries/livelyC. Annual Report of the American Historical Association, for the year 1922. The Austin papers (V. II), United States, Goverrment Printing Office, 1928, p. 60