Por Luis Villanueva
Si desea usted leer las dos primeras entregas, puede acceder a ellas en las siguientes ligas:
Stephen F. Austin. La colonización de Texas
Una Síntesis
(continuación)
El 24 de febrero de 1821, Agustín de Iturbide proclamó con
el Plan de Iguala para consumar la Independencia de México
y propone su conformación con un gobierno monárquico constitucionalista bajo la
autoridad de Fernando VII o de algún miembro Borbón de España u otra dinastía
de Europa. Tras la adherencia de gran parte de la población a este plan, el
capitán general Juan O’Donojú, firmó junto con Iturbide los Tratados de
Córdoba el 24 de agosto de ese año, reconociendo la Corona de España de manera
no oficial, la Independencia de México. El jueves 27 de septiembre entró el
Ejército Trigarante a la Ciudad de México y al día siguiente, fue suscrita y
pronunciada el Acta de Independencia del Imperio Mexicano, tras haber sido previamente
instalada la Soberana Junta Provisional Gubernativa. Esta Junta se creó de
acuerdo con artículo 5° del Plan de Iguala, con el fin de ejercer el
Poder Legislativo mientras se llevaba a cabo la convocatoria electoral para la
conformación del Congreso. Estuvo compuesta por 38 personas elegidas por
Iturbide y rigió al país desde el 28 de septiembre de 1821 hasta el 24 de
febrero de 1822. Por unanimidad fue elegido aquél último como Presidente de la
Junta, misma que fue la encargada de constituir la Regencia del Imperio
Mexicano en su sesión nocturna del 28 de septiembre de ese año, eligiendo a
Iturbide como presidente y como secretarios a Juan O’Donojú (a su muerte, fue
reemplazado por Antonio Joaquín Pérez Martínez), Manuel de la Bárcena, José
isidro Yáñez y Manuel de Velázquez de León y Pérez. Como Iturbide era el
presidente tanto de la Junta como de la Regencia, fue sustituido en aquella por
el obispo de Puebla, Antonio Joaquín Velázquez Martínez. De esta forma, el
Poder Ejecutivo recayó en la Regencia y el Poder Legislativo en la Junta
Provisional Gubernativa. *****
Stephen
Austin no contaba con los recursos necesarios para emprender un viaje hasta la
Ciudad de México. Sin embargo, y tras vacilar un poco, partió después de
designar a Josiah H. Bell en la
dirección general para la llegada de los colonos a Texas. El 13 de marzo de
1822, el gobernador Martínez expidió a Austin un pasaporte, saliendo este
último a la ciudad de Monterrey el 10 de abril y llegando a la capital del país
el 29 de ese mismo mes. En el trayecto de San Antonio a Monterrey, viajó
acompañado por dos personas; inesperadamente, seis millas al este del río
Nueces, el trío fue rodeado por unos 50 comanches que les quitaron sus
pertenencias; pero al enterarse que eran estadounidenses, les regresaron sus
cosas con excepción de cuatro mantas, una brida y (curioso), un libro de
gramática española. Debido a este tipo de riesgos, Austin consideró prudente
esperar la partida un grupo considerable, con el cual viajó hasta La Punta. A su paso
por Monterrey se le unió un veterano del ejército de Mina que viajaba a México
para solicitar una pensión como recompensa por sus servicios en la guerra de
independencia. Desde el río Medina hasta Laredo,
Austin describió al país como “el más pobre que haya visto en mi vida,
aquí no hay nada salvo arena, sin bosques y cubierto de maleza, arbustos
espinosos y tunas”. Y de Laredo expresó que era: “tan pobre como
solo los bancos de arena, la sequía y la indolencia pueden hacerlo”.
Durante el resto del viaje, nadie, pensó, que hubiera leído a Humboldt, podría
viajar sin sentirse decepcionado. Austin no esperaba que existiera un lugar, comparado
con cualquier parte del mundo, más miserable que aquél entre Monterrey y la
capital -en contraste, escribió, los indios Choctaw vivían en
la abundancia. Sin embargo, a su juicio el país poseía grandes recursos y
estos, combinados con el entusiasmo surgido tras la exitosa lucha por la
Independencia y la armonía que prevalecía en general, ofrecían “promesas
futuras de grandeza y prosperidad”. Cuando
llegó a la Capital de Imperio, encontró que el gobierno estaba bien informado
de todo lo que había realizado y de los avances de la colonia a través del
gobernador civil y militar de Texas, Antonio María Martínez.
De la
Ciudad de México, expresó: “…Es realmente magnífica en cuanto al aspecto
externo de los edificios. Al principio pensé que no era más grande que Nueva
York, pero ahora pienso que es más grande que cualquier ciudad de Estados
Unidos y más populosa. La población está muy dividida y una gran parte es pobre
y miserable. Los mendigos son tan numerosos como yo no había visto antes en mi
vida -los robos son frecuentes en las calles-, la gente es fanática y
supersticiosa en extremo y la indolencia parece estar a la orden del día. De
hecho, la ciudad, magnífica como es en apariencia, está atrasada por lo menos
un siglo con respecto a otras en lo referente a inteligencia y el
perfeccionamiento de las artes; y la nación en lo general está en la misma
situación”. “El clero [escribió un año más tarde], ha esclavizado
a la población con el último grado de opresión -el fanatismo reina con un poder
que igualmente asombra y aflige al hombre con sentido común.” *****
Entre tanto, empezaban a darse algunos
titubeantes pasos para forjar un plan de colonización para las Provincias Internas
de Oriente (Coahuila, Texas, Nuevo Reino de León y Nuevo Santander
-Tamaulipas-). El 7 de diciembre de 1821, la Soberana Junta Provisional Gubernativa
del Imperio Mexicano dio lectura a un dictamen de la Comisión de Relaciones
exteriores “Sobre los establecimientos convenientes en la California y
Texas…”, mismo que quedó pendiente de resolución y discusión. Durante la sesión del día 24, “Se
leyó por último el Dictamen de las Comisiones unidas de Agricultura y
Relaciones Exteriores, sobre la colonización de las Provincias de Texas y
Californias, y con respecto a ser análogos estos puntos con otros que están
pendientes y en comisión, se difirió su discusión para cuando aquellos queden
evacuados” . En
la sesión del 2 de enero de 1822 se continuó con la resolución del dictamen “de
la Comisión sobre la Ley agraria y colonización de Texas y Californias y leyó
el Sr. Azcárate el de la Comisión de relaciones exteriores en la parte que
habla de estas provincias. El Sr. Espinosa expuso: ‘que no se puede resolver lo
1° sin lo 2°. Y así es, que hasta ver y discutir el difuso Dictamen de
Relaciones exteriores, no pueden adaptarse reglas para la población de las
Provincias de California y Texas’ Lo mismo apoyó y fundó el Sr.
Azcárate: Y en consecuencia quedó para resolverse, cuando se haga con el de
Relaciones exteriores, y haya la instrucción conveniente, fijándose para el día
7 su discusión y votación, con motivo de lo que expuso el Sr. Bustamante (D.
Anastasio) sobre la necesidad de la resolución pronta de este punto,
principalmente en cuanto a la Provincia
de Texas, que era de las de su mando. La impaciencia y recelo de Bustamante
era debida a los movimientos de Austin en Texas. El 5 de enero escribió al
emperador Agustín de Iturbide que había leído todos los documentos que pudo
recolectar sobre la colonia de Austin, por lo que recomendaba la ubicación de
los asentamientos en los alrededores de las abandonadas misiones de Concepción
y San José. De esta forma, los colonos podrían ser protegidos (¿vigilados?) por
las guarnición en San Antonio, lo que daba también la oportunidad de que se
relacionaran con los nativos. Aunque el entonces coronel había favorecido una política
liberal para estimular la inmigración, no podía permitir a los colonos
establecerse cerca de San Antonio de Béjar. Y tenía sus motivos: Los Estados
Unidos había adelantado la extensión de sus fronteras a través de dudosos
medios, y México no debía apoyar futuras expansiones estableciendo un colonia
angloamericana en la inmediata línea de avance.
Desafortunadamente, el señalado
día 7 no pudo discutirse el “asunto de la Colonización…por haber avisado
el Sr. Azcárate que estaba algo indispuesto”. En la sesión del día 11, “Excitado
el Sr. Azcárate por el Sr. Presidente para que diese cuenta con el resultado de
la Comisión de Colonización en Texas y Californias, contestó ‘no podía hacerlo
por no haber acabado de reunir los documentos necesarios para concluir sus
trabajos con el Sr. Bustamante [Anastasio].’“
El 18, “se leyó un oficio del Ministerio de Relaciones acompañado de
otro del Sr. Generalísimo, relativo al establecimiento en Texas de 300 familias
Anglo-americanas, sobre lo que el Sr. Azcárate dijo ‘estarse trabajando en la
Comisión respectiva;’ y se pasó a ella unida con la de agricultura…”
En la sesión del 24, “el …Dicho
Sr. Presidente recomendó a la Comisión de Relaciones exteriores el pronto
despacho del asunto de Texas y Californias. El Sr. Azcárate habló extensamente
de la gravedad del asunto en que no cesaba de trabajar, y ofreció que extendería
su dictamen a la mayor posible brevedad.” Sin embargo, el tema no volvió a
tratarse en las restantes sesiones de la Junta. En la sesión del 7 de febrero “se
leyeron y aprobaron el acta del día anterior y órdenes consiguientes…Otro del
de Relaciones acompañando varios documentos relativos al establecimiento del
Anglo-Americano Moyses Aussyn. Se pasó a la que tiene los antecedentes.”
El comité, sintiendo la
apremiante necesidad de fijar una política de colonización de las provincias
fronterizas, terminó su reporte el 22, pero no pudo ser presentado debido a que
la Junta se centró en los preparativos para instalar el Congreso. En aquel, algunas
secciones fueron sugeridas por petición directa del gobernador Martínez en
Texas y de Gaspar Antonio López, comandante general y jefe superior político
interino de las Provincias Internas de Oriente, reconociendo el comité de paso,
su deuda con la ley de colonización aprobada por las Cortes españolas en 1821
pues les facilitó su labor. En el nuevo documento se invitaba a Europeos y
Americanos de religión católica y buen talante, a establecerse en Texas,
Coahuila, Tamaulipas, Nuevo México y las Californias. El buen talante y la fe
católica debían ser certificados por un oficial competente, aclarando que podía
ser expulsada toda aquella persona que permaneciera sin empleo dentro de los
tres meses siguientes a su llegada. Las familias introducidas por medio de un capitulante
recibirían 160 acres de tierra, mientras que aquellas que lo hicieran por su propia
cuenta, 320 acres. La tierra sería gratis, pero cada colono debía pagar al
Estado un reconocimiento de cincuenta centavos al finalizar el sexto año. Los
hombres casados podrían introducir bienes familiares y herramientas libre de
impuestos hasta por un valor de $5000 y los solteros por $2000; además de estar
exentos de todos los impuestos y diezmos durante los seis primeros años después
de haberse establecido, pagando solo la mitad los siguientes seis. Los
contratistas recibirían un premio de una legua de tierra por cada 30 familias
que ellos introdujeran. Por otra parte, el bien común demandó primero la
colonización de Coahuila, pero la gente de Texas no debía ser abandonada y al
final los ayuntamientos fueron instruidos para enviar dos terceras partes de
las familias extranjeras a Coahuila y la parte restante a Texas. Por otra
parte, los pobres del imperio y los soldados del ejército insurgente podrían
establecerse en Texas para protegerlo contra invasiones o daños. El 24 de febrero de 1822 quedó instalado
el primer Congreso constituyente del Imperio mexicano, mismo que en su decreto
de 11 de abril de 1823, dijo: “Nota: En orden de 11 de abril se previene
al gobierno que si no encuentra inconveniente acceda a la solicitud de Estevan
Austin, sobre que le confirme la concesión de establecer 300 familias en Tejas,
resuelva también sobre otras solicitudes de igual naturaleza, y se suspenda
hasta nueva resolución la ley de colonización dada por la junta instituyente.”
Algo que finalmente no fue llevado a cabo. *****
Antes de que Austin llegara a la
Ciudad de México, varias peticiones habían sido referidas al comité de
colonización del Congreso. Entre ellos, una del 20 de marzo de 1822 de Benjamin
Mailan [Benjamin Rush Milam] y tres compañeros más, que solicitaban tierras en
Texas;
y poco después de su llegada, Austin escribió a Hawkin que también hubo
solicitudes de Andrew Erwin y Robert Leftwich, de Tennesse y de dos europeos,
uno de los cuales deseaba establecer cinco mil colonos irlandeses y el otro, ocho
mil alemanes. Poco semanas después, el ex militar del ejército de Estados
Unidos, James Wilkinson, solicitó establecer una colonia en Texas, pero
falleció mientras esperaba la aprobación del gobierno mexicano. El 10 de mayo, Stephen Austin envió
una carta al coronel Anastasio Bustamante, mariscal de campo y capitán general
de las Provincias Internas de Oriente y Occidente, en donde le hacía saber “por
el conocimiento que he adquirido durante mi residencia en la provincia de
Texas” de algunas observaciones sobre la guerra contra los indios
comanches y Lipanis, acompañado con algunas reflexiones para alcanzar la paz y de
cómo evitar el comercio ilegal. Austin esperaba retornar a Texas
con sus negocios satisfactoriamente arreglados en diez o veinte días; sin
embargo, las cosas no sucedieron así debido a la lentitud con que era tratado
su asunto en el Congreso. El 13 presentó ante este, un extenso memorial en
donde detallaba la historia de su empresa desde la concesión otorgada a su
padre, Moses Austin, para establecer trescientas familias procedentes de los
EE. UU en la provincia de Texas, pasando por exponer los límites de su colonia,
la pérdida del Lively y la repartición de tierras a los colonos, hasta
la fecha de su partida a México, dejando 50 hombres en el río Brazos y un
ciento en el Colorado construyendo casas y sembrando maíz para recibir a sus
familias durante el otoño. Durante la sesión del Congreso
del 15, se dio entrada a los papeles relacionados a Texas: “Otro á que
acompaña de orden de la regencia, el expediente relativo á las noticias que el
comandante general de provincias internas de oriente comunica sobre la
emigración que diversas familias de los Estados Unidos están haciendo al
territorio del imperio por la provincia de Tejas, y se mandó reservar para la
resolución del punto de la milicia permanente”.
En la
sesión del 18, se recibió el memorial de Austin: “…á la de colonización
un memorial de D. Estevan Agustin, comisionado para el nuevo establecimiento de
trescientas familias, sobre los ríos de los brazos y colorado…” Austin,
eufórico porque poco a poco avanzaban sus asuntos, empezaba a vislumbrar su pronto
retorno a Texas. Sin embargo, un evento inesperado daría al traste con sus
planes y su creciente optimismo.
Imagen de encabezado: La Ciudad de México en el siglo
XIX. Plaza Mayor de México. Por Carl Nebel (1836).
Barker, The life of…op. cit., p. 51-52
Colección de órdenes y decretos de la Soberana Junta Provisional gubernativa y Soberanos Congresos generales de la nación mexicana, México, Imprenta de Galván, 1829, p. 94
Actas del Congreso Constituyente Mexicano. Tomo 1, México, Of. de D. Alejandro Valdez, Impresor de Cámara del Imperio, 1822, p. 89 - Actas del Congreso Constituyente Mexicano. Tomo 1,
México, Of. de D. Alejandro Valdez, Impresor de Cámara del Imperio, 1822
- Baker, Eugene C., Annual report of te American
Historical Association for the year 1919. Volumen II. The Austin Papers. Part 1,
United States, Goverrment Printing Office,1919
- Barker, Eugene C., The life of Stephen F. Austin,
USA, Cokesbury Press, 1925
- Colección de órdenes y decretos
de la Soberana Junta Provisional gubernativa y Soberanos Congresos generales de
la nación mexicana, México, Imprenta de Galván,
1829
- Diario de sesiones de la Soberana
Junta Provisional gubernativa del imperio mexicano, instalada según provienen
el plan de Iguala y tratados de Villa de Córdova, México, Imprenta Imperial de Alejandro Valdés, 1821
- Guerrero Flores David, Ruiz
Ham Emma P., El país en formación. Cronología (1821-1855),
México, Instituto Nacional de Estudios de las Revoluciones en México, 2012