Por Luis Villanueva
Situado al norponiente de la ciudad de Veracruz, sobre el antiguo camino real que comunicaba al puerto con Xalapa y México, el puente colonial de Río Medio hoy en día conecta a la colonia Las Granjas con el fraccionamiento Río Medio II.
Este puente empezó a ser construido a base de piedra de sillar, mampostería de piedra múcara y ladrillo por el consulado de Veracruz cuando realizaba la obra del camino real de Xalapa. Desafortunadamente durante el año de 1812, los insurgentes que pululaban por los alrededores lo destruyeron cuando estaba cerca de ser concluido,[1] aunque posteriormente sería reconstruido.
Con el pasos de los años, el puente raramente recibió mantenimiento. Sin embargo, se tiene el registro que en 1846 fue empedrado en su pavimento y se colocó una estacada en sus muros para evitar su deterioro.[2] Con todo, su fuerte estructura lo mantuvo sin grandes cambios, de tal forme que para inicios de la década de los 80 del siglo XIX, presentaba la vista mostrado en la imagen de encabezado. Este grabado, aparecido en el libro de Frederick A. Ober Mexican Resorces. A guide to and through Mexico, muestra el caudal suave y bajo del río Medio, así como una de las barandas con sus bocanas ojivales. Las dovelas son aquí aun visibles, situación que en la actualidad no sucede debido a que están recubiertas por una capa de mortero.
Hay otro grabado, pero este realizado a principios del año de 1863, en donde puede observarse a la brigada de artillería del general Bertier atravesando la zona de Río Medio. Aunque el dibujo no puede considerarse completamente realista (baste comentar que el puente está representado con un estilo medieval conocido como “lomo de asno” que en realidad no tiene), da una idea de cómo era esa zona durante la intervención francesa y el Segundo Imperio.
Este
puente, a más de doscientos años de su construcción presenta un gran deterioro,
entre los que se cuenta la pérdida de ambas barandas (las cuales aún podían
verse casi completas en las décadas de los 70s y 80s del siglo pasado).
Imagen por Luis Monroy del puente de río Medio (Ca. Principios de los 90 del siglo pasado). La casa a la izquierda fue una de las primeras en ser construidas en esa zona.
Otra fotografía del 2001. Se observa la zona limpia y el río
dragado. Aquí es muy notoria la pérdida de parte de la baranda. (Foto: Crédito a quien corresponda).
Imagen tomada en abril del 2014. La pérdida de ambas barandas es
evidente, así como también el nivel de agua que excede a su capacidad de
desalojo. (Foto por
Luis Villanueva).
Es posible que estos daños se hayan debido principalmente a la vibración y a los impactos directos de camiones y automóviles que diariamente circulan por él, lo que habría repercutido finalmente en la solidez e integridad de esta estructura diseñada para soportar únicamente la circulación de animales de tiro y peatones. Sin embargo, tengo el testimonio de Bernardo Carrera B. quien vía Facebook (marzo de 2015) arroja más luz con respecto a la destrucción de las barandas:
“En el año 1995-1996 compre una vivienda mediante un crédito de
Infonavit en el fracc. Los Torrentes apenas estaba la primera manzana de casas
y por el mencionado puente era el paso obligado para no dar toda la vuelta por
la carretera Veracruz-Xalapa y llegar al retorno a la altura del basurero
municipal y entrar por las Granjas para llegar al fracc. Entonces entraba yo
todos los dias por el puente y todavía estaban aunque deteriorados los
barandales y en varias ocasiones por las mañanas me toco ver maquinaria pesada
que hacia trabajos de desasolve del rio al pie del puente y dichas máquinas
apenas si cabian al pasar el puente y por si fuera poco al dar la vuelta para
hacer los trabajos de desasolve del río a la izquierda y/o derecha de ida y/o
regreso es muy reducido y por lo mismo derribaban poco a poco lo que quedaba
del valioso e histórico barandal...”[3]
Por otra parte, la acidez de las aguas negras que hoy en día fluyen por el río de Enmedio (así se llamó originalmente), aunado al aumento en su caudal (el puente fue originalmente construido para sortear un río de poco afluente) y la erosión, también han contribuido en su deterioro.
Así, desde humildes ciudadanos y tropa (tanto mexicana, como de diversas nacionalidades), hasta generales y presidentes, han salvado el río Medio al transitar sobre él (Antonio López de Santa Anna lo cruzó muchísimas veces, ya que era camino obligado para ir a su hacienda de Manga de Clavo y el presidente Benito Juárez, lo recorrió por lo menos una vez cuando dejó el puerto, entonces sede de su gobierno para trasladar nuevamente los poderes a la ciudad de México). Los diseñadores y constructores de este puente jamás imaginaron que su obra trascendería a través de los siglos, por lo que es imprescindible buscar la manera de rescatarlo y, por ende, conservarlo. Es lo menos que se debe hacer por el viejo puente de Río Medio.