jueves, 23 de diciembre de 2021

Antecedentes del ataque filibustero-corsario a Veracruz de mayo de 1683(*). Parte I

 

"Le plan de la Veracruz" (Ca. Mediados del siglo XVII). Fuente: Histoire des Avanturiers Flibustiers qui se sont signalez dans les Indes (1699) p. 301.

(*) Este texto es parte de un trabajo que originalmente fue expuesto por el autor en la charla ¡Filibusteros, al abordaje! llevada a cabo en la librería "Mar Adentro" del puerto de Veracruz el 17 de mayo de 2018.

Luis Villanueva


El negrero y pirata holandés, Nicolaas van Hoorn, arribó al puerto español de Santo Domingo, en la isla de La Española, a fines de noviembre de 1682. En su barco, el San Nicolás (antes el Mary and Martha), transportaba 300 negros capturados en las costas africanas por él y su gente para tratar. Sin embargo, lejos de que se le permitiera comerciar con los cautivos, le fueron incautados por los españoles junto con la mercancía que transportaba. Esto debido a que el presidente de la Capitanía General de Santo Domingo, el maestre de campo Francisco de Segura Sandoval y Castilla, descubrió en el San Nicolás cuatro pedreros de bronce que Van Hoorn había robado en Cádiz, mismos que le hizo devolver de inmediato. Además, a sabiendas de que el pirata había abordado y hurtado el cargamento a un par de barcos holandeses, le obligó a pagar por ello. Estas situaciones dieron pie a que se le mantuviera confinado en su bajel, bajo la constante y amenazadora vigilancia de las baterías costeras de Santo Domingo.[1][2]. Alexander Exquemelin, filibustero y relator de las andanzas de estos personajes, escribió al respecto:

“Van-Horn comerció con negros en Santo Domingo, lo que produjo la molestia de los españoles quienes retuvieron sus negros por derecho, dijeron, de represalia, alegando que Van-Horn los había robado; esto no era cierto y no hubiera ocurrido algo similar si [el] quejoso hubiera sido él; aun así, estaban en un error estos caballeros[.] Dado que no se está en condición para resistirlos[,] ellos no tienen ningún reparo en hacer todo esto sin analizar si tienen el derecho de hacerlo, y cuando no hay razón[,] no les falta pretextos para hacer lo que les acomoda.” [3]

Una noche a principios de 1683, Nicolaas Van Hoorn escapó de Santo Domingo con 20 hombres de su tripulación y 50 o 60 esclavos. Y aunque inmediatamente se envió al barco de la aduana en su persecución, el holandés logró burlarlo. Fue entonces cuando este hombre, de cara morena y bajo de estatura juró vengarse de los españoles, y para conseguirlo, tomó curso a Petit-Goâve,[4] la capital filibustera en la parte francesa de la isla de Santo Domingo. En cuanto arribó, fue a quejarse con el gobernador Jacques Nepveu, Sieur de Pouançay, a quien demandó su apoyo contra de los españoles[5] [6]. Nuevamente Exquemelin es quien narra:

“Van-Horn indignado por esta injusticia, abandona el lugar amenazándolos; pero ellos hicieron poco caso de sus intimidaciones, algo que después [les] traería terribles consecuencias. llegó a Petit-Goâve donde solicitó al señor de Poincy, Gobernador de la región, una comisión contra los españoles y después de haberla obtenido, equipó su bajel con todo lo necesario para una gran empresa […]” [7]

Sin embargo, el jesuita e historiador francés François-Xavier de Charlevoix, consideró que de Pouançay no pudo haberle dado “comisión” (autorización de corso), alguna a Van Hoorn. Esto porque: 

“[…] de hecho parece que este autor [Exquemelin] se equivocó en esto o esta comisión era mucho más antigua de lo que parece; ya que en los últimos años el corso estaba prohibido […]” pues en 1680, el rey “[…] prohibió a los filibusteros continuar con el corso contra los españoles; teniendo esta prohibición su principal, o incluso único motivo, la libertad y tranquilidad del comercio”.  [8] [9]

Sea cual fuere el caso, el ex negrero holandés reunió a unos 300 filibusteros, entre los que se encontraba Michel de Grammont, quien se prestó con sus hombres para auxiliarlo. Según las fuentes, Grammont  tomó la decisión de acompañarlo debido a la falta de dinero,[10] aunado al hecho de que había perdido su barco durante una tormenta. Al respecto, pienso que a sabiendas de la posibilidad de obtener un buen botín, lo más probable es que el filibustero francés se hubiera unido a la empresa, independientemente de su situación financiera. Por otra parte, existe la versión de que fue de Pouançay el que puso en contacto a Grammont con Van Hoorn, dándole a aquél la instrucción de servirle como su teniente. Así, la supuesta licencia de corso otorgada por el Gobernador fue una bocanada de aire fresco para los filibusteros, quienes se encontraban en paro forzoso desde tiempo atrás. Exquemelin confirma en parte los motivos mencionados:

“[Van Hoorn] reunió a la mayor cantidad de gente posible, y juntó casi trescientos hombres de los más bravos, el Capitán Grammond estaba al mando de otros filibusteros porque un huracán le había desmantelado [su barco] en la costa Este de Santo Domingo; su bajel llevaba 52 piezas de cañón, [perdiendo] todo lo que él tenía entonces. Así había perdido todo excepto el coraje que no le abandonó jamás.” [11]

Como Van Hoorn consideró entonces que el simple corso no lo vengaría lo suficiente, buscó a otros filibusteros para llevar a cabo una empresa de mayor envergadura. Para ello, zarpó de Petit-Goâve hacia Centro América en busca de Laurens de Graaf, Lorencillo y de su compinche, el también holandés Michel (o Michiel) de Adriaanszoon[12]. Entre ambos contaban con una escuadrilla compuesta por dos embarcaciones, un bricbarca, un sloop (barco de vela tipo balandra) y 500 hombres.[13]

Pero a Van Hoorn no le sería fácil convencer a sus paisanos. Exquemelin narra los detalles:

“Los Capitanes Laurent [de Graff] y Michel resolvieron tomar juntos una urca y un patache con sus cargas de añil, cochinilla y plata, de las cuales ellos tomaron la mayoría y los demás filibusteros el resto. Estaban en la isla de Rotan [Roatán], situada en el Golfo de Honduras y la urca en la Costa de Mosquitos en el fondo del golfo. […] Van Horn sabía que los Capitanes Laurent y Michel estaban en Honduras esperando a la urca que deseaban capturar. Mientras meditaba en una presa más redituable, decidió contarles sus planes porque para él era menester la presencia de aquellos para lograr el éxito en este gran negocio que no había comentado con nadie. Se hizo a la vela a donde ellos estaban y rindió al capitán [de la urca] sin que Lauren y Michel se dieran cuenta. No encontró nada en ella y Van-Horn no se lamentó de esto […] pues estaba tan obsesionado con la lucrativa idea que se formó de las riquezas de Vera-Cruz, que todo lo demás no le era más importante. Además[,] pensó en complacer al capitán Laurent dándole algo de más consideración, [y] partió entonces en su encuentro. Desde que Laurent lo vio se preparó para combatir creyendo que era la urca que estaba esperando, pero se sorprendió al ver una bandera blanca y se extrañó que el bajel que acompañaba a la urca viniera de Petit Goâve y que Van Hoorn se hubiera apoderado de ella. Laurent[,] irritado por este golpe[,] se alejó de Van Hoorn sin escucharlo; pero Van Horn, que a cualquier precio quería vengar el ultraje que los españoles le habían infligido, apenas prestó atención al enojo de aquél. [Entonces] lo siguió hasta Rotan, donde le explicó sus razones, y estaba tan seguro de que sus intenciones eran [las] correctas, que Laurent, convencido de su sinceridad, entró en el proyecto de la Vera-Cruz. En ese momento se les propone [también] a los Capitanes Grandmond, Junque y varios otros[…][14]

Así, entre los capitanes filibusteros que decidieron unirse a la empresa estuvieron: Pierre Godefroy[15]; Jan Willems Jonqué (Junqué o Junquee), Laurens de Graaf Lorencillo, Michel (o Michiel) de Adriaanszoon y Nicolas Brigaut Braha[16], entonces un oficial de intendencia de Adriaanszoon, entre otros. Como todos eran personas de gran reputación, lograron reunir 1200 hombres, muchos de ellos de élite, para su causa.[17]

El 7 de abril de 1683[18], aprovechando la nula vigilancia de la Armada de Barlovento, se llevó a cabo en la isla Roatán, en el Golfo de Honduras, el mayor cónclave filibustero de la historia, en donde se discutió y planeó un asalto conjunto contra la ciudad y puerto de la Nueva Veracruz. Inofortunadamente, las conversaciones no estuvieron exentas de indecisiones y desacuerdos, como se desprende de los escritos de Exquemelin:

“[…] Se celebró un consejo sobre el tema; pero todos coincidieron que más gente traería consecuencias, y que era absolutamente necesario aumentar la cantidad de municiones tanto como fuera posible, a fin de no tener necesidad de esto en el camino. Esta necesidad da pie a realizar movimientos en acuerdo que no permitieran descubrir y abortar el plan. La opinión del consejo fue apoyada por Grandmond quien dijo[:] ‘la empresa no es común y yo debería pensar que es casi imposible, no por la experiencia y el valor [de los] que hoy me escuchan, cada uno de nosotros sabe que los españoles nunca dejan considerables tropas en buenos lugares como Veracruz, y como el comercio es grande, hay para los comerciantes que allí son todos ricos; [pero] esta ciudad en 24 horas puede tener por lo menos tres mil hombres de guerra para su defensa [traídos] de 15 a 16 millas a la redonda, sin contar los 800 hombres de la guarnición y 60 piezas de artillería que están en la fortaleza de San Juan de Ulúa, que en una parte domina el mar y la otra parte Veracruz: y si la empresa resulta fallida, los españoles podrían beneficiarse y tendrían tiempo para llevarse sus riquezas y enterrarlas u ocultarlas en el bosque: es decir, han experimentado con tanta frecuencia los desembarcos filibusteros que sólo esperan la hora de que se vayan para retornar a la ciudad. Así, no debéis deteneros por sus milicias, por la fortaleza o por el resto; para ser infalibles y tener éxito en los planes sólo se necesita coraje, diligencia y secreto. Esto es lo que los filibusteros deben de observar por encima de todo. Y ya saben que deben tomar algunas precauciones en ese sentido si se hacen a la mar, pues los españoles son siempre advertidos, y para no parecer sospechosos hay que hacer todo lo posible para confundir; están perfectamente conscientes aquellos que creen que los barcos españoles no se defenderán si no se descubren los planes, pues los fugitivos que huyen de nosotros [bien] pueden advertirles.[19]

Cualquiera podría pensar que las palabras de Grammont serían suficientes para convencer al más renuente. Pero no ocurrió así. Exquemelin narra que tras sus palabras solo hubo un silencio como respuesta, develando con ello la indecisión del grupo. Entonces, para persuadirlos, Van Hoorn y de Graff mandaron traer a algunos prisioneros españoles, quienes dijeron que Veracruz esperaba con insistencia la llegada de dos embarcaciones con cacao[20] procedentes de Caraquet (Caracas) y que una de ellas había estado en Petit Goâve, en donde subió mercancía.[21] Entre tanto, en la bahía de Honduras fueron capturados por Van Hoorn dos grandes barcos mercantes españoles, el Nuestra Señora de la Consolación y el Nuestra Señora de la Regla (este último sería conocido como Reglita por los filibusteros)[22], mismos que posteriormente serían utilizados como parte del plan. Finalmente quedaron convencidos y no teniendo ya nada más que discutir, los filibusteros resolvieron zarpar lo más pronto posible. [23] [24]

Luego de realizar una revisión general de la flota, se encontró que contaban con una fuerza de 1200 hombres de toda clase y naciones. Así, entre sus filas había españoles, ingleses, vizcaínos, indios campechanos, mulatos de la misma Veracruz, holandeses y por supuesto, franceses.[25] [26] Al principio fue difícil distribuir adecuadamente esa cantidad de tropa, pero después de algunos debates, Van Hoorn y Grammont resolvieron la situación, arrancando con ello el plan de ataque.

Los filibusteros se hicieron a la vela a inicios de mayo a bordo de 13 embarcaciones (seis navíos de alto bordo, cinco fragatas, una tartana y un barco de vela de gavia[27]), desplazándose a la cercana isla Guanajo, en donde se les unieron los capitanes Jan Willems, Jean Blot y Jacob Hall.[28] Luego bordearon con rapidez la península de Yucatán con rumbo a la Nueva Veracruz, antes de que las noticias de su plan llegaran a oídos españoles.[29]

Se decidió que fuera Lorencillo el que encabezara la flota en el capturado Regla; acompañado por Jan Willems, que le escoltaría en el Consolación. El resto de las embarcaciones se mantendría fuera de vista con el fin de no llamar la atención. Exquemelin explica:

“Se pensó poner la mayor parte [de los hombres] en dos bajeles solamente, y estarían a una distancia suficiente de tierra para que los habitantes de Veracruz pudieran no darse cuenta de esta estratagema y se persuadieran de que ambos bajeles eran los que esperaban con impaciencia, mientras que el resto se ocultaba a la vista para no hacer fracasar la empresa. Después de haber hecho todo por facilitar esta tarea, los filibusteros continuaron su ruta, y llegaron a la costa de la Nueva España.”[30]

La venganza de Nicholas Van Hoorn por fin estaba en curso.

(Continuará).



[1] David Marley, Pirates of the Americas, volume 1: 1650-1685, ABC-CLIO, Santa Barbara, California, 2010, p. 386

[2] David F. Marley, en su libro Pirates of the Americas, hace la anotación de que “[…] la verdadera razón de su detención [de Van Hoorn] parece haber sido una venganza por un reciente robo del Real Situado [sueldos] por Laurent de Graff ‘Lorencillo’. Aunque completamente inocente de esta acción, Van Hoorn fue un conveniente chivo expiatorio.” En lo personal, no estoy completamente de acuerdo con esta posición, pues los hurtos realizados por el “holandés, haciéndose pasar por francés” bien merecían, per se, las represalias del presidente español de Santo Domingo.

[3] Alexandre Olivier Exquemelin, Historie des avanturiers flibustiers, Chez Jacques Le Febvre, Paris, 1699, p. 343-344

[4] Llamada Aguava por los españoles de fines del siglo XVI. Hoy en día es una comunidad haitiana situada en el distrito de Léogâne, en el departamento de Oeste.

[5] David Marley, op. cit., p. 387

[6] “The nefarious exploits of Nicolaes Van Hoorn, privateer”, Crommelin Family website… (sitio web), consultado el 8 de agosto de 2018, http://www.crommelin.org/history/Biographies/1647Daniel/1681VanHoorn/VanHoorn.htm

[7] Exquemelin, op. cit., ibídem

[8] Pierre-François-Xavier de Charlevoix, Histoire de l’isle Espagnole ou de S. Domingue. Tome Second, François Didot, Paris, 1731, p. 133

[9] Charlevoix, op. cit., p. 124

[10] David Marley, op. cit., ibídem

[11] Exquemelin, op. cit., p. 344

[12] Michel Andrieszoon (fl.1683-1684). Filibustero holandés que fungió como teniente del capitán Laurens de Graff. Biografía en: https://en.wikipedia.org/wiki/Michiel_Andrieszoon

[13] David Marley, op. cit., p. 298

[14] Exquemelin, op. cit., p. 345

[15] Filibustero Francés. Probablemente perteneció a una familia de armadores protestantes de La Rochelle con el mismo apellido. En su historia manuscrita de la isla de Santo Domingo, el padre Le Pers lo menciona entre los capitanes que participaron en la captura de Veracruz en 1683, lo cual es incorrecto. Aunque también cabría la posibilidad que él estuviera allí como como un oficial o un simple compañero. http://membre.oricom.ca/yarl/proue/G/G.html

[16] ¿Acaso Bréha? Según Pierre Bart, el término hace referencia al compañero filibustero.

[17] Charlevoix, op. cit., p. 133

[18] David Marley, op. cit., p. 298

[19] Exquemelin, op. cit., p. 346-351

[20] James Burney, History of the buccaneers of America, Swan Sonnenschein & Co., London, 1891, p. 148

[21] Exquemelin, op. cit., p. 350-351

[22] Benerson Little, The buccaneer’s real: Pirate life on the spanish main. 1674-1688, Potomac Books, USA, 2007, p.

[23] Jordi Gibert Arce, “Año 1683”, en Cronología histórica (sitio web), 26 de julio de 2018, consultado el 1 de septiembre de 2018, https://cronologiahistorica.com/2011/04/29/ano-1683/

[24] Marley, op. cit., ibídem

[25] Gibert, op. cit., ibídem

[26] Juan Ávila, “Pillage de la ville de Veracruz par les pirates le 18 Mai 1683 (Expedición de Lorencillo), en Amoxcalli (sitio web), consultado el 1 de septiembre de 2018, http://amoxcalli.org.mx/paleografia.php?id=266

[27] Ávila, op. cit., f. 2

[28] Raynal Laprice, “Capitaine flibustier dans la colonie française de Saint-Domingue: le cas de Jan Willems, alias Yankey (1681-1687)” en Canadian Journal of netherlandic studies, v. XXVIII, 2007, p. 210 https://caans-acaen.ca/Journal/issues_online/Issue_XXVIII_2007/Laprise2007.pdf

[29] Marley, op. cit., ibídem

[30] Exquemelin, op. cit., p. 


jueves, 2 de diciembre de 2021

Semblanza del filibustero y corsario Laurens-Corneille Baldran Boudewijn de Graff "Lorencillo". Uno de los principales perpetuadores del ataque de mayo de 1683 a la Nueva Veracruz

 

(*) Este texto es parte de un trabajo que originalmente fue expuesto por el autor en la charla ¡Filibusteros, al abordaje! llevada a cabo en la librería "Mar Adentro" del puerto de Veracruz el 4 de mayo de 2018.

Luis Villanueva

Laurens de Graff nació alrededor de 1653 en Dorth (o Dordrecht), en las Provincias Unidas (Holanda), en el seno de una familia católica acomodada. Sin embargo, en un documento del Archivo General de Indias (AGI) titulado “Obras para la fortificación y defensa del puerto de Veracruz” (1683), se señala que “el capitán Lorenzo era de nación pichilingui”, posiblemente una corrupción de la palabra Flessingue (o Vlissienge), un importante puerto comercial holandés. Falleció el 24 de mayo de 1704 en Cap Français (Cabo Francés, hoy Cabo Haitiano -Cap Haïtien-) en la entonces isla de Saint-Dominque (Santo Domingo).

Aunque hay poca información de su niñez y juventud, pero se sabe que tuvo una buena educación, destacando en el conocimiento de la literatura contemporánea y en el dominio de idiomas extranjeros (hablaba holandés, español, francés y posiblemente algo de ingles)[1]. Su interés en la música era ampliamente conocido, pues tocaba el violín, los tambores y la trompeta. Esto último fue confirmado por el filibustero Alexander Exquemelin, quien escribió que “las trompetas le divertían”.[2] Su preferencia literaria era El Rey Lear de Shakespeare, de quien podía recitar sus obras tanto en holandés como en español.

Tal vez fue su educación católica lo que le hizo abandonar Dort junto con su familia a temprana edad, pues en 1618 un Sínodo realizado en ese mismo lugar reafirmó al calvinismo como corriente religiosa base dentro de la Iglesia reformada universal de los Países Bajos[3]; doctrina que era contraria a la Iglesia católica. Es posible que entonces hubieran emigrado a España, donde el joven de Graff se enroló primero como marinero y posteriormente se especializó como artillero, arma en donde mostró ser muy hábil.

Fue destinado a las Islas Canarias, lugar donde conoció a Petronila de Guzmán, de distinguida familia y con quien se casó en 1674 en Tenerife (Islas Canarias), de donde era originaria. Con el paso del tiempo, la Corona española reconoció su liderazgo, razón por la cual se le dio la responsabilidad de gobernar un barco. Se le comisionó a las Antillas Occidentales junto con la Armada de Barlovento, en donde seguramente tuvo la oportunidad de combatir al filibusterismo francés, quienes a su vez encontraron en él a un digno enemigo. Poco tiempo después fue capturado, lo que le permitió conocer el ambiente libre, pero a la vez agreste y rudo del filibusterismo, mismo que finalmente lo persuadiría para unírsele. No permaneció mucho tiempo como un simple filibustero, pues los franceses lo reconocieron muy pronto como uno de sus principales jefes. Según Sieur de Pouancay, gobernador de la costa de Santo Domingo y la isla Tortuga, sus andanzas iniciaron entre 1675 y 1676 como capitán de un grupo de filibusteros franceses.[4] Para el año de 1679 ya era el comandante de Le Tigre, una fragata con 24-28 cañones que capturó de la flota de Barlovento. En otra ocasión, de Graaf se las arregló para capturar, de la misma flota, otra fragata con 26 cañones y 10 pedreros: el Princesa. Esta nave transportaba los salarios anuales (120 000 pesos de plata), para los soldados en Puerto Rico y Santo Domingo, mismos que de Graff distribuyó entre los 140 filibusteros que componían su fuerza. Luego designó al Princesa como su buque insignia, rebautizándola como La Francesca. Pronto su fama se extendió debido a sus constantes y exitosos golpes, a grado tal que la sola mención de su nombre llenaba de terror las costas españolas. Este miedo era tan genuino, que en las oraciones públicas la gente pedía a Dios que los protegiera de la furia de Laurencillo.[5] No es que él hubiera estado detrás de todos los ataques, pero a menudo los mismos filibusteros hacían correr la voz de que estaba a la cabeza, convencidos de que su sólo nombre contribuiría a la derrota de sus enemigos. Por otra parte, de Graff sabía que los españoles habrían dado todo por capturarlo; y que, de haberlo logrado, hubieran hecho con su persona lo inimaginable. Por ello, no hubo combate en el cual no pusiera a un hombre con una tea encendida cerca de la pólvora, para hacer volar su nave en caso de que fuera a ser capturado.

Las expediciones que de Graaf realizó, en ocasiones fueron llevadas a cabo en compañía de otros filibusteros y corsarios, como sucedió en 1683 cuando se asoció con el también holandés Nicolaas van Hoorn y con el francés Michel de Grammont, dúo con quienes planeó una incursión a la importante ciudad de la Nueva Veracruz, en las costas del Golfo de México. Ellos sabían que en este puerto se almacenaban mercancías provenientes tanto del interior de la Nueva España, como de las Filipinas.[6] Un duelo entre van Hoorn y de Graaf en Sacrificios, isla situada a poca distancia de la mencionada ciudad, dio como resultado que el segundo hiriera levemente en uno de los brazos al primero, herida que finalmente lo llevaría a la muerte un mes más tarde debido a la gangrena.[7] [8] Después de este incidente, de Graaf no se atrevió a mostrarse públicamente por algún tiempo, pero pronto regresó a la mar a seguir con sus correrías.[9] El 6 de julio de 1685 capturó, junto con Michel de Grammont, la villa de San Francisco de Campeche y posteriormente, entre fines de agosto e inicios de septiembre, fue herido en un combate contra tres naves españolas que prefirieron cañonear su barco hasta hundirlo antes que abordarlo. Ese mismo año, el rey Luis XIV le otorgó las cartas de naturalización (oficialmente lo convirtió un corsario al servicio de Francia) y de perdón por la muerte de van Hoorn. En 1686 fue nombrado Mayor por Pierre-Paul Tarin de Cussy, gobernador de la Tortuga y de la parte francesa de la costa de Santo Domingo.[10]

Laurens de Graff fue descrito (no sin cierto dejo de admiración), por Exquemelin en los siguientes términos:

[…] alto de estatura sin ser bóveda[11], la cara bella sin parecer afeminado, cabello rubio dorado sin ser rojo, y un bigote a la española de los más usado en el mundo, difícilmente se ha visto mejor artillero, él con certeza juzga el área donde debe dar un tiro de cañón cuando lo sitúa perfectamente, [y] ese debe ser el lugar donde tira la bala. Es rápido, fuerte y decidido. Resolver, emprender, ejecutar, es lo mismo para él. En verdad es intrépido ante el peligro; más es impaciente, gana y jura demasiado. Además, está perfectamente instruido en la manera de combatir a los españoles; los conoce a fondo, pues ha estado mucho tiempo entre ellos. […] ”[12]

El hecho de que de Graff hubiera sido de talla alta, aunado a que su hipocorístico fuera originalmente Laurencillo, descarrila la versión de que se le llamó así a causa de una supuesta baja estatura; tal y como lo pregonan libros, páginas web e incluso, estudios de investigación histórica. Pero entonces, ¿cómo fue que el apodo derivó en Lorencillo? Elucubro: La pronunciación de este nombre en español es tal y como se escribe: “Laurens”. Si a este se le agrega la terminación del diminutivo cillo, sonaría entonces “Laurencillo”. De aquí a ser pronunciado como “Lorencillo” solo restaba un paso; mismo que se dio muy rápido, pues desde su época al servicio de España ya era conocido de esta manera.[13]

Con respecto a su arrojo, Exquemelin describió un evento que bien pudiera retratar a Laurens de Graff en este ámbito. Sin embargo, es importante dejar en claro que el escritor y filibustero bien pudo haber aderezado su narración con el fin de resaltar las virtudes del holandés, o en su defecto, quien se lo contó pudo también haber exagerado los detalles:

“Su bajel estaba suficientemente equipado con hombres y municiones de guerra y de boca. Navegando, vio [unas] naves que primeramente pensó que eran de los suyos, como el capitán Grandmont o algún otro comandante francés. Cuando finalmente se acercan, él reconoce que eran españoles y que en estas dos naves estaban el Almirante y el Vice-Almirante de Galeones del Rey de España, cada uno con 60 piezas de cañón y mil quinientos hombres. El capitán Laurent sobrepuso la prudencia al valor, reconoció que la partida no estaba igual y que habría allí más temeridad que valor al esperar a estos dos bajeles. Hizo todo lo posible por evitarlos; pero al ver que habían avanzado demasiado, y con eso no había manera de tener éxito en este encuentro, lo único que podía hacer era inspirar a sus hombres para defenderse al extremo. En este punto, el miró a todos los de su buque para descubrir sus sentimientos, y les habló en francés. ‘Ustedes son tropa experimentada’, dijo, ‘no sabemos el riesgo que corremos, y [son] demasiado valientes para [tener] miedo, aquí hay que arriesgar, defenderse y atacar simultáneamente: El valor, la astucia, la temeridad y la misma desesperación, todo tiene que ser usado en ese encuentro, [más] cuando estemos en manos de nuestros enemigos, [enfrentando] cualquier tipo de infamia, y los más crueles de los tormentos, y por último la pérdida de la vida; así que procuren escapar de la barbarie y escapar combatiendo.’ Este discurso dejó una gran impresión en el espíritu de los filibusteros, y nuestro Capitán queriendo disfrutar de la buena disposición cuando, para ponerlos en la última prueba, llama a los más intrépidos entre todos; dio órdenes precisas de prender fuego a la pólvora a la primera señal de él y para éste propósito ordenó estar siempre atentos y con la mecha encendida cerca del polvorín, por lo tanto sabiendo que ellos conocían que no había salvación, sólo la muerte o el coraje; entonces él camina por su navío y ordena de inmediato una andanada de fusilería que fue ejecutada y luego levantó la voz para que todo el mundo escuchara, mostrándoles la mano a sus enemigos: se trata de pasar entre sus naves disparando vigorosamente a [hacia] ellas. Se hizo de esta manera para mantener siempre bajo control a los dos bajeles y ocupar ambos lados [de su nave] para también disparar con la derecha y con la izquierda y evitar de esta manera impactar con él y aplastar [a] su mayoría. De esta forma los filibusteros pasaron entre los dos galeones y pasaron por el fuego de todos los cañones que dispararon una descarga simultánea, era la primera vez los españoles vieron el hundimiento de uno y del otro de sus galeones [y] al menos cuarenta y ocho de sus hombres. El fuego continuó de esta manera, cuando un cañonazo que impactó en el bajel del capitán Laurent le hirió el muslo haciéndolo caer al suelo. Se levantó de inmediato y viendo a sus hombres sorprendidos; para tranquilizarlos exclamó en tono firme, ‘¡esto no es suyo!’, y para persuadirlos mejor corrió a la parte frontal del barco, donde se les apareció a sus ojos, como el enemigos más vigoroso y más formidable que nunca, sosteniendo su espada en una mano y su pistola en la otra. Fue allí cuando realizó con valor cosas que difícilmente podríamos describir. Había observado que el combate de encajamiento se había alargado; deseosos de entregar la suya [su vida] o perecer, le vino a la mente ir a un cañón y apuntar él mismo la pieza cuyo disparo felizmente rompe el mástil del almirante español para que ya no aprehenda más al capitán Laurent. Después del amarre únicamente el comandante no se atrevió en ir al abordaje del barco filibustero, porque sabía que esta gente estaba determinada a perecer por igual y antes que rendirse. Él estuvo algo de tiempo sin hacer nada y el Capitán Laurent tomando ventaja de ese intervalo para escapar gloriosamente a la vista de sus enemigos.”[14]

El hecho de que el texto señale que de Graff fue herido, y que el comandante español no se atreviera a abordar el barco, me hacen pensar que este suceso es el mismo que el filibustero vivió poco después de la captura de Campeche, en 1685; con la diferencia de que en aquella anécdota se enfrentó a tres barcos españoles y su nave sí fue hundida, algo que pienso es más apegado a la realidad que el heroico enfrentamiento arriba narrado.

En 1693 de Graff consiguió la anulación de su primer matrimonio,[15] como se desprende de las decisiones de los tribunales eclesiásticos en Tenerife y Sevilla en los años 1689, 1690 y 1691. Esto tras relacionarse con Anne-Marie (a veces llamada Marie-Anne) Dieu-le-Veut[16] (Marie-Marguerite Yvonne era su verdadero nombre), filibustera y viuda del también filibustero Pierre Le Long, fundador de Cap Français. Según el historiador francés Pierre Margry, Anne era de origen bretón y conoció a de Graff cuando sintiéndose insultada por éste, fue a buscarlo a su casa pistola en mano para reclamarle. Entonces, el filibustero y corsario, considerándola digna de él, la enamoró y casó con ella el 23 de marzo de 1693 en Cap Français.[17] [18] [19] De esta relación nacieron dos hijos: la mayor, Marie-Catherine Baldran de Graff[20] y otro de género desconocido, que falleció a muy temprana edad.[21]

Entre 1694 y 1695, las colonias francesas en Santo Domingo fueron atacadas por un ejército anglo-español, siendo de Graff el responsable de la defensa en Cap Français. Desde el 15 de julio de 1694, la flota aglo-española se hizo a la vela con 4 mil hombres de desembarco. Al llegar a la bahía de Mancenille (Manzanillo), al Este de Cap Français, se les incorporaron ocho naves españolas con 2 mil hombres más, enviados por el presidente de Santo Domingo. El 28 de julio, de Graff intentó capturar junto con su gente, un barco negrero de 300 toneladas y 30 piezas de cañón; pero el capitán, que ya había bajado a los negros, incendió el barco y escapó. El 29 desembarcaron alrededor de mil ingleses en la bahía de Coubé, en donde se atrincheraron. A su encuentro salió una fuerza con de Graff a la retaguardia, la cual tuvo que sortear el constante fuego de la artillería durante su avance; pero tan pronto como estuvo a tiro de fusil, hizo que sus filibusteros abrieran nutrido fuego sobre las trincheras inglesas, para finalmente arrojarlos a filo de espada de sus posiciones. Después de esto, salió a batirse contra 200 jinetes españoles que venían como refuerzo, a quienes rechazó después de un duro combate. Finalmente, se le ordenó regresar a Cap Français para defenderla ante un eventual ataque español por tierra. El 27 desembarcaron y avanzaron más ingleses por la Sabana de la Limonada, sitio en donde fueron avistados por una patrulla que avisó inmediatamente a de Graff. Ese mismo día, la flota aliada entró a Cab Français; sin embargo, las baterías de la plaza los mantuvo a raya, viéndose obligadados a abandonar sus posiciones durante la noche. Entre tanto, la plaza también fue asediada por tierra desde muy temprano; por lo que el 28, de Graff reforzó la defensa con cuatro pequeñas piezas de artillería, de una y dos libras y 300 hombres traídos desde Cape Town. Su decisión dejó prácticamente sin protección a esta última, lo que dio pie a que fuera duramente criticado. Así, cuando los españoles entraron a aquél poblado, se sorprendieron de encontrarla abandonada. Esto llevó a que las tropas del ex filibustero perdieran la confianza y albergara en ellos el temor, pues los peninsulares continuaban avanzando hacia Cab Français sin encontrar resistencia alguna. Por mar, las cosas tampoco estaban mejor: a una orden del comandante de la flota, 18 chalupas se acercaron al puerto para hacer un reconocimiento, sin que las baterías francesas pudieran hacerles algún daño. En ese momento, Cap Français se encontraba protegida por 250 milicianos, una compañía de infantería y de negros, más otra compañía de milicia dirigida por de Graff como apoyo. Además, se levantaron trincheras en la costa para oponerse a los desembarcos; aunque al final estas fueron de poca utilidad.

El 29, la flota se aproximó para cañonear las baterías e iniciar el asalto, pudiendo llegar a tierra 300 ingleses sin problema alguno, pues los franceses huyeron de las trincheras para buscar refugio con de Graff sin importarles que al huir dejaran un barrio llamado Morin sin defensa, sitio por donde finalmente entraron los invasores. Durante la refriega, los ingleses lograron destruir tres cañones y desmontar otro tanto en un cerro. Al día siguiente, los anglosajones continuaron su avance al tiempo que intercambiaban disparos con los franceses. Como su avance se tornó imparable, de Graff y el resto de los defensores se vieron obligados a dejar Cap Français a merced de los invasores, quienes también capturaron el fuerte que les había servido de refugio y una veintena de cañones. Durante la ocupación, la población fue la que más sufrió, pues algunos vecinos y negros fueron masacrados. Por otra parte, hombres, mujeres y niños, entre las que se encontraba Dieu-le-Veut y su hija de pecho, fueron hechos prisioneros. Incendiada la villa, los ingleses y españoles (que habían avanzado por tierra desde Santo Domingo hasta Cap Français), continuaron hacía Port de Paix, sin encontrar resistencia. Incluso, de Graff no volvió a aparecer en ningún momento. Concluida la campaña, la repartición de los prisioneros fue hecha sin dificultad: los hombres fueron entregados a los ingleses y los españoles compraron mujeres y niños, enviando algunos de ellos a la Habana y luego a Santo Domingo. Dieu-le-Veut y su hija estuvieron entre estos últimos, quienes fueron exhibidas como trofeo en esta ciudad temerosa de su esposo desde tiempo atrás.[22]

A raíz de su actuación, a de Graff y a otros líderes se les abrió un proceso. En el caso del holandés, existió la sospecha de que tuvo un acuerdo con el enemigo. Sin embargo, después de analizar la evidencia, se llegó a la conclusión que su forma de actuar se debió más a la cobardía que a otra cosa. De hecho, su temor a caer en manos españolas lo hizo comportarse de aquella manera, además, Monsieur Ducasse, quien le había dado la responsabilidad de la defensa terrestre en Cap Français, lo consideró como un sujeto mediocre en este campo. Con todo y ello, los españoles intentaron recuperarlo, ofreciéndole incluso el grado de Vicealmirante, que de Graff rechazó. Mientras que los ingleses, a quienes no había hecho mucho daño, lo despreciaron después de ver las lamentables maniobras que utilizó como defensa. A raíz de su actuación, perdió el grado de teniente del Rey; sin embargo, fue habilitado con el grado de Capitán de Fragata Ligera, labor en la que fue muy útil por su conocimiento de las costas americanas. En 1696, de Graff visitó la Habana junto con la escuadra del rey de Francia, comandada por Alain-Emmanuel, Marqués de Coëtlogon. Al saber de su presencia, la gente se acercó para conocer al famoso Laurencillo, terror de las Indias Occidentales. Mas el Marqués, sabiendo de los riesgos que podía correr entre los españoles, no le permitió desembarcar.[23]

En octubre de 1698, zarpó de Francia el explorador y Caballero de la Orden de San Luis, Pierre Le Moyne d'Iberville con cuatro naves para explorar las costas de Luisiana. Al llegar a la isla de Santo Domingo, consiguió los servicios de Laurens de Graff; quien se embarcó[24] en el François, una nave de guerra comandada por Louis de Phélypeaux, canciller de Chasteaumoran, y que acompañaba a la expedición como escolta ante el temor de un ataque inglés. De Graff les dio un buen servicio, pues guio a la escuadra por rutas precisas y seguras a través de las Indias Occidentales y el Golfo de México. Con respecto a este personaje, de Phélypeaux escribió:

“El señor de Graff, capitán de una fragata ligera, se embarcó conmigo; ha sido muy útil para mí; pues además de ser un muy buen marinero, conoce todas las rocas y todos los puertos de este país, hasta la entrada a México, teniendo todos los ojos puestos en la ruta.”[25]

Más adelante, compartió la siguiente conversación con de Graff:

“Le pregunté a este piloto español si él no sabía de este río[26]. Me dijo que no, pero que le habían hablado de un río, que se llamaba Río de Canadá, que estaba más allá de las islas de San Diego (isla de Chandeleur), y que [en] la boca no tenía agua. La obstrucción había traído una cantidad tan grande de árboles que había hecho una especie de barra, sobre la cual no podía prever que hubiera más de una braza de agua, además de las terribles corrientes.”

La expedición penetró en la delta del río Misisipi el 2 marzo de 1699 y seguramente de Graff participó en la construcción de un fuerte en Biloxi, al noroeste de la bahía del mismo nombre. Regresó ese mismo año a Cap Français, en donde lo esperaban su esposa e hija,[27] con quienes pasó los últimos años de su vida. Murió el 24 de mayo de 1704,[28] sobreviviéndole Anne-Marie Dieu-le-Veut seis años más.

¿Es Laurens de Graff este personaje?

En mi constante búsqueda de información para este trabajo, fue común encontrar esta imagen como un supuesto retrato de Lorencillo:

Supuesto retrato de "Lorencillo"

Pero al hacer una búsqueda más profunda sobre la pintura, encontré que está basada en un retrato del rey polaco Estinislao II August Poniatowsky, pintado por Louise Élisabeth Le Brun en 1797. Obsérvese que sólo cambiaron el rostro, manteniendo los demás detalles. Aunque no localicé la fuente original del retrato, válgame la expresión, “pirata”, no me sorprendería que fuera un autorretrato moderno de alguien que quiso verse a la usanza de fines del siglo XVIII.

Retrato del rey polaco Estinislao II August Poniatowsky, 
pintado por Louise Élisabeth Le Brun (1797)


[1] Benerson Little, The Bucaneer’s realm: Pirate life of the spanish main, 1674-1678, Potomac Books, Washington, D.C., 2007, p. 149

[2] Alexandre Olivier Exquemelin, Historie des avanturiers flibustiers, Chez Jacques Le Febvre, Paris, 1699, p. 361

[3] “Dort, sínodo de”, en Iglesia Evangélica Pueblo Nuevo (sitio web), consultado el 7 de julio de 2018, http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=enc_dort

[4] “Laurens de Graff”, en Wikipedia (sitio web), 8 de junio de 2018, consultado el 8 de julio de 2018

[5] Este era el sobrenombre que de Graff había tenido desde sus tiempos al servicio de España, algo que no sorprende se considera la costumbre ibérica de hacer diminutivos con algunos nombres propios (hipocorísticos).

[6] La Nao de China partía hacia Acapulco desde las Filipinas. Al llegar a aquel puerto, la mercancía era descargada y transportada por tierra hasta Veracruz, para ser nuevamente embarcada y transportada a España junto con los productos americanos.

[7] Cees Esseboom, “Laurens Cornelis Boudewijn de Graaf”, en Regional Archief (sitio web), enero de 2015, consultado el 29 de junio de 2018, https://www.regionaalarchiefdordrecht.nl/biografisch-woordenboek/laurens-cornelis-boudewijn-de-graaf/ 

[8] Pierre-François-Xavier de Charlevoix, Histoire de l’isle Espagnole ou de S. Domingue. Tome Second, François Didot, Paris, 1731, p. 204-205

[9] Ibíd., p. 140

[10] Ibídp. 201-202. 290-291

[11] O sea, sin jorobarse.

[12] Exquemelin, op. cit., ibídem

[13] Otra hipótesis dice que fue apodado así como ironía o burla a su gran estatura; tal y como sucedió con el “Pequeño Juan”, sobrenombre usado por Robin Hood con su enorme amigo. Benerson Little, op. cit., p. 35

[14] Exquemelin, op. cit., ibídem

[15] Jean-Jacques Seymour, Les chemins des proies: une histoire de la flibuste, Ibis Rouge, 2010, p. 299

[16] “Si Dios lo quiere”. Era conocida de esta manera por su piadosa costumbre de usar la frase constantemente.

[17] “Laurent Baldran de Graff le filibustier”, Geneanet (sitio web), consultado el 27 de junio de 2018, https://gw.geneanet.org/pierfit?lang=en&p=laurent&n=baldran+de+graff

[18] de Charlevoix, op. cit., p. 270-271

[19] Pierre Margry, Relations et mémoires inédits pour servir à l'histoire de la France dans les pays d'outre-mer, tirés des archives du ministère de la marine et des colonies, Challamel, Paris, 1867, p. 282 https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k5835882x/f299.item.r=De%20Graff.texteImage

[20] Según Magry, Marie-Catherine fue digna heredera del carácter fuerte de su madre, pues se enfrentó a un joven cuyo cortejo no le agradó.

[21] GH de la Caraïbe, Généalogie et Histoire de la Caraïbe - no 231, éd. Généalogie et Histoire de la Caraïbe, décembre 2009, p. 6158

[22] de Charlevoix, op. cit., p. 260-284

[23] Ibíd., p. 289-292

[24] Elizabet McCann, “The early history of Louisiana as recounted by the Chronicler Andre Penicaut 1699-1704”, Tesis de maestría, Loyola University Chicago, 1943, p. 5-6 https://ecommons.luc.edu/cgi/viewcontent.cgi?referer=https://www.google.com/&httpsredir=1&article=1646&context=luc_theses

[25] Se embarcó en el puerto de Léogâne, al suroeste de Cap Français.

[26] Hablaban del río Misisipi.

[27] Anne-Marie Dieu-le-Veut y su hija, fueron liberadas por orden del Rey de España y llevadas a Santo Domingo en noviembre de 1698. Ann Mézin, Correspondance commerciale de Madrid (1665-1792), Archives Nationales, Francia, 2015, p. 199 https://www.siv.archives-nationales.culture.gouv.fr/siv/rechercheconsultation/consultation/ir/pdfIR.action?irId=FRAN_IR_053733

[28] “Laurent Baldran de Graff le filibustier”, op. cit.