jueves, 23 de diciembre de 2021

Antecedentes del ataque filibustero-corsario a Veracruz de mayo de 1683(*). Parte I

 

"Le plan de la Veracruz" (Ca. Mediados del siglo XVII). Fuente: Histoire des Avanturiers Flibustiers qui se sont signalez dans les Indes (1699) p. 301.

(*) Este texto es parte de un trabajo que originalmente fue expuesto por el autor en la charla ¡Filibusteros, al abordaje! llevada a cabo en la librería "Mar Adentro" del puerto de Veracruz el 17 de mayo de 2018.

Luis Villanueva


El negrero y pirata holandés, Nicolaas van Hoorn, arribó al puerto español de Santo Domingo, en la isla de La Española, a fines de noviembre de 1682. En su barco, el San Nicolás (antes el Mary and Martha), transportaba 300 negros capturados en las costas africanas por él y su gente para tratar. Sin embargo, lejos de que se le permitiera comerciar con los cautivos, le fueron incautados por los españoles junto con la mercancía que transportaba. Esto debido a que el presidente de la Capitanía General de Santo Domingo, el maestre de campo Francisco de Segura Sandoval y Castilla, descubrió en el San Nicolás cuatro pedreros de bronce que Van Hoorn había robado en Cádiz, mismos que le hizo devolver de inmediato. Además, a sabiendas de que el pirata había abordado y hurtado el cargamento a un par de barcos holandeses, le obligó a pagar por ello. Estas situaciones dieron pie a que se le mantuviera confinado en su bajel, bajo la constante y amenazadora vigilancia de las baterías costeras de Santo Domingo.[1][2]. Alexander Exquemelin, filibustero y relator de las andanzas de estos personajes, escribió al respecto:

“Van-Horn comerció con negros en Santo Domingo, lo que produjo la molestia de los españoles quienes retuvieron sus negros por derecho, dijeron, de represalia, alegando que Van-Horn los había robado; esto no era cierto y no hubiera ocurrido algo similar si [el] quejoso hubiera sido él; aun así, estaban en un error estos caballeros[.] Dado que no se está en condición para resistirlos[,] ellos no tienen ningún reparo en hacer todo esto sin analizar si tienen el derecho de hacerlo, y cuando no hay razón[,] no les falta pretextos para hacer lo que les acomoda.” [3]

Una noche a principios de 1683, Nicolaas Van Hoorn escapó de Santo Domingo con 20 hombres de su tripulación y 50 o 60 esclavos. Y aunque inmediatamente se envió al barco de la aduana en su persecución, el holandés logró burlarlo. Fue entonces cuando este hombre, de cara morena y bajo de estatura juró vengarse de los españoles, y para conseguirlo, tomó curso a Petit-Goâve,[4] la capital filibustera en la parte francesa de la isla de Santo Domingo. En cuanto arribó, fue a quejarse con el gobernador Jacques Nepveu, Sieur de Pouançay, a quien demandó su apoyo contra de los españoles[5] [6]. Nuevamente Exquemelin es quien narra:

“Van-Horn indignado por esta injusticia, abandona el lugar amenazándolos; pero ellos hicieron poco caso de sus intimidaciones, algo que después [les] traería terribles consecuencias. llegó a Petit-Goâve donde solicitó al señor de Poincy, Gobernador de la región, una comisión contra los españoles y después de haberla obtenido, equipó su bajel con todo lo necesario para una gran empresa […]” [7]

Sin embargo, el jesuita e historiador francés François-Xavier de Charlevoix, consideró que de Pouançay no pudo haberle dado “comisión” (autorización de corso), alguna a Van Hoorn. Esto porque: 

“[…] de hecho parece que este autor [Exquemelin] se equivocó en esto o esta comisión era mucho más antigua de lo que parece; ya que en los últimos años el corso estaba prohibido […]” pues en 1680, el rey “[…] prohibió a los filibusteros continuar con el corso contra los españoles; teniendo esta prohibición su principal, o incluso único motivo, la libertad y tranquilidad del comercio”.  [8] [9]

Sea cual fuere el caso, el ex negrero holandés reunió a unos 300 filibusteros, entre los que se encontraba Michel de Grammont, quien se prestó con sus hombres para auxiliarlo. Según las fuentes, Grammont  tomó la decisión de acompañarlo debido a la falta de dinero,[10] aunado al hecho de que había perdido su barco durante una tormenta. Al respecto, pienso que a sabiendas de la posibilidad de obtener un buen botín, lo más probable es que el filibustero francés se hubiera unido a la empresa, independientemente de su situación financiera. Por otra parte, existe la versión de que fue de Pouançay el que puso en contacto a Grammont con Van Hoorn, dándole a aquél la instrucción de servirle como su teniente. Así, la supuesta licencia de corso otorgada por el Gobernador fue una bocanada de aire fresco para los filibusteros, quienes se encontraban en paro forzoso desde tiempo atrás. Exquemelin confirma en parte los motivos mencionados:

“[Van Hoorn] reunió a la mayor cantidad de gente posible, y juntó casi trescientos hombres de los más bravos, el Capitán Grammond estaba al mando de otros filibusteros porque un huracán le había desmantelado [su barco] en la costa Este de Santo Domingo; su bajel llevaba 52 piezas de cañón, [perdiendo] todo lo que él tenía entonces. Así había perdido todo excepto el coraje que no le abandonó jamás.” [11]

Como Van Hoorn consideró entonces que el simple corso no lo vengaría lo suficiente, buscó a otros filibusteros para llevar a cabo una empresa de mayor envergadura. Para ello, zarpó de Petit-Goâve hacia Centro América en busca de Laurens de Graaf, Lorencillo y de su compinche, el también holandés Michel (o Michiel) de Adriaanszoon[12]. Entre ambos contaban con una escuadrilla compuesta por dos embarcaciones, un bricbarca, un sloop (barco de vela tipo balandra) y 500 hombres.[13]

Pero a Van Hoorn no le sería fácil convencer a sus paisanos. Exquemelin narra los detalles:

“Los Capitanes Laurent [de Graff] y Michel resolvieron tomar juntos una urca y un patache con sus cargas de añil, cochinilla y plata, de las cuales ellos tomaron la mayoría y los demás filibusteros el resto. Estaban en la isla de Rotan [Roatán], situada en el Golfo de Honduras y la urca en la Costa de Mosquitos en el fondo del golfo. […] Van Horn sabía que los Capitanes Laurent y Michel estaban en Honduras esperando a la urca que deseaban capturar. Mientras meditaba en una presa más redituable, decidió contarles sus planes porque para él era menester la presencia de aquellos para lograr el éxito en este gran negocio que no había comentado con nadie. Se hizo a la vela a donde ellos estaban y rindió al capitán [de la urca] sin que Lauren y Michel se dieran cuenta. No encontró nada en ella y Van-Horn no se lamentó de esto […] pues estaba tan obsesionado con la lucrativa idea que se formó de las riquezas de Vera-Cruz, que todo lo demás no le era más importante. Además[,] pensó en complacer al capitán Laurent dándole algo de más consideración, [y] partió entonces en su encuentro. Desde que Laurent lo vio se preparó para combatir creyendo que era la urca que estaba esperando, pero se sorprendió al ver una bandera blanca y se extrañó que el bajel que acompañaba a la urca viniera de Petit Goâve y que Van Hoorn se hubiera apoderado de ella. Laurent[,] irritado por este golpe[,] se alejó de Van Hoorn sin escucharlo; pero Van Horn, que a cualquier precio quería vengar el ultraje que los españoles le habían infligido, apenas prestó atención al enojo de aquél. [Entonces] lo siguió hasta Rotan, donde le explicó sus razones, y estaba tan seguro de que sus intenciones eran [las] correctas, que Laurent, convencido de su sinceridad, entró en el proyecto de la Vera-Cruz. En ese momento se les propone [también] a los Capitanes Grandmond, Junque y varios otros[…][14]

Así, entre los capitanes filibusteros que decidieron unirse a la empresa estuvieron: Pierre Godefroy[15]; Jan Willems Jonqué (Junqué o Junquee), Laurens de Graaf Lorencillo, Michel (o Michiel) de Adriaanszoon y Nicolas Brigaut Braha[16], entonces un oficial de intendencia de Adriaanszoon, entre otros. Como todos eran personas de gran reputación, lograron reunir 1200 hombres, muchos de ellos de élite, para su causa.[17]

El 7 de abril de 1683[18], aprovechando la nula vigilancia de la Armada de Barlovento, se llevó a cabo en la isla Roatán, en el Golfo de Honduras, el mayor cónclave filibustero de la historia, en donde se discutió y planeó un asalto conjunto contra la ciudad y puerto de la Nueva Veracruz. Inofortunadamente, las conversaciones no estuvieron exentas de indecisiones y desacuerdos, como se desprende de los escritos de Exquemelin:

“[…] Se celebró un consejo sobre el tema; pero todos coincidieron que más gente traería consecuencias, y que era absolutamente necesario aumentar la cantidad de municiones tanto como fuera posible, a fin de no tener necesidad de esto en el camino. Esta necesidad da pie a realizar movimientos en acuerdo que no permitieran descubrir y abortar el plan. La opinión del consejo fue apoyada por Grandmond quien dijo[:] ‘la empresa no es común y yo debería pensar que es casi imposible, no por la experiencia y el valor [de los] que hoy me escuchan, cada uno de nosotros sabe que los españoles nunca dejan considerables tropas en buenos lugares como Veracruz, y como el comercio es grande, hay para los comerciantes que allí son todos ricos; [pero] esta ciudad en 24 horas puede tener por lo menos tres mil hombres de guerra para su defensa [traídos] de 15 a 16 millas a la redonda, sin contar los 800 hombres de la guarnición y 60 piezas de artillería que están en la fortaleza de San Juan de Ulúa, que en una parte domina el mar y la otra parte Veracruz: y si la empresa resulta fallida, los españoles podrían beneficiarse y tendrían tiempo para llevarse sus riquezas y enterrarlas u ocultarlas en el bosque: es decir, han experimentado con tanta frecuencia los desembarcos filibusteros que sólo esperan la hora de que se vayan para retornar a la ciudad. Así, no debéis deteneros por sus milicias, por la fortaleza o por el resto; para ser infalibles y tener éxito en los planes sólo se necesita coraje, diligencia y secreto. Esto es lo que los filibusteros deben de observar por encima de todo. Y ya saben que deben tomar algunas precauciones en ese sentido si se hacen a la mar, pues los españoles son siempre advertidos, y para no parecer sospechosos hay que hacer todo lo posible para confundir; están perfectamente conscientes aquellos que creen que los barcos españoles no se defenderán si no se descubren los planes, pues los fugitivos que huyen de nosotros [bien] pueden advertirles.[19]

Cualquiera podría pensar que las palabras de Grammont serían suficientes para convencer al más renuente. Pero no ocurrió así. Exquemelin narra que tras sus palabras solo hubo un silencio como respuesta, develando con ello la indecisión del grupo. Entonces, para persuadirlos, Van Hoorn y de Graff mandaron traer a algunos prisioneros españoles, quienes dijeron que Veracruz esperaba con insistencia la llegada de dos embarcaciones con cacao[20] procedentes de Caraquet (Caracas) y que una de ellas había estado en Petit Goâve, en donde subió mercancía.[21] Entre tanto, en la bahía de Honduras fueron capturados por Van Hoorn dos grandes barcos mercantes españoles, el Nuestra Señora de la Consolación y el Nuestra Señora de la Regla (este último sería conocido como Reglita por los filibusteros)[22], mismos que posteriormente serían utilizados como parte del plan. Finalmente quedaron convencidos y no teniendo ya nada más que discutir, los filibusteros resolvieron zarpar lo más pronto posible. [23] [24]

Luego de realizar una revisión general de la flota, se encontró que contaban con una fuerza de 1200 hombres de toda clase y naciones. Así, entre sus filas había españoles, ingleses, vizcaínos, indios campechanos, mulatos de la misma Veracruz, holandeses y por supuesto, franceses.[25] [26] Al principio fue difícil distribuir adecuadamente esa cantidad de tropa, pero después de algunos debates, Van Hoorn y Grammont resolvieron la situación, arrancando con ello el plan de ataque.

Los filibusteros se hicieron a la vela a inicios de mayo a bordo de 13 embarcaciones (seis navíos de alto bordo, cinco fragatas, una tartana y un barco de vela de gavia[27]), desplazándose a la cercana isla Guanajo, en donde se les unieron los capitanes Jan Willems, Jean Blot y Jacob Hall.[28] Luego bordearon con rapidez la península de Yucatán con rumbo a la Nueva Veracruz, antes de que las noticias de su plan llegaran a oídos españoles.[29]

Se decidió que fuera Lorencillo el que encabezara la flota en el capturado Regla; acompañado por Jan Willems, que le escoltaría en el Consolación. El resto de las embarcaciones se mantendría fuera de vista con el fin de no llamar la atención. Exquemelin explica:

“Se pensó poner la mayor parte [de los hombres] en dos bajeles solamente, y estarían a una distancia suficiente de tierra para que los habitantes de Veracruz pudieran no darse cuenta de esta estratagema y se persuadieran de que ambos bajeles eran los que esperaban con impaciencia, mientras que el resto se ocultaba a la vista para no hacer fracasar la empresa. Después de haber hecho todo por facilitar esta tarea, los filibusteros continuaron su ruta, y llegaron a la costa de la Nueva España.”[30]

La venganza de Nicholas Van Hoorn por fin estaba en curso.

(Continuará).



[1] David Marley, Pirates of the Americas, volume 1: 1650-1685, ABC-CLIO, Santa Barbara, California, 2010, p. 386

[2] David F. Marley, en su libro Pirates of the Americas, hace la anotación de que “[…] la verdadera razón de su detención [de Van Hoorn] parece haber sido una venganza por un reciente robo del Real Situado [sueldos] por Laurent de Graff ‘Lorencillo’. Aunque completamente inocente de esta acción, Van Hoorn fue un conveniente chivo expiatorio.” En lo personal, no estoy completamente de acuerdo con esta posición, pues los hurtos realizados por el “holandés, haciéndose pasar por francés” bien merecían, per se, las represalias del presidente español de Santo Domingo.

[3] Alexandre Olivier Exquemelin, Historie des avanturiers flibustiers, Chez Jacques Le Febvre, Paris, 1699, p. 343-344

[4] Llamada Aguava por los españoles de fines del siglo XVI. Hoy en día es una comunidad haitiana situada en el distrito de Léogâne, en el departamento de Oeste.

[5] David Marley, op. cit., p. 387

[6] “The nefarious exploits of Nicolaes Van Hoorn, privateer”, Crommelin Family website… (sitio web), consultado el 8 de agosto de 2018, http://www.crommelin.org/history/Biographies/1647Daniel/1681VanHoorn/VanHoorn.htm

[7] Exquemelin, op. cit., ibídem

[8] Pierre-François-Xavier de Charlevoix, Histoire de l’isle Espagnole ou de S. Domingue. Tome Second, François Didot, Paris, 1731, p. 133

[9] Charlevoix, op. cit., p. 124

[10] David Marley, op. cit., ibídem

[11] Exquemelin, op. cit., p. 344

[12] Michel Andrieszoon (fl.1683-1684). Filibustero holandés que fungió como teniente del capitán Laurens de Graff. Biografía en: https://en.wikipedia.org/wiki/Michiel_Andrieszoon

[13] David Marley, op. cit., p. 298

[14] Exquemelin, op. cit., p. 345

[15] Filibustero Francés. Probablemente perteneció a una familia de armadores protestantes de La Rochelle con el mismo apellido. En su historia manuscrita de la isla de Santo Domingo, el padre Le Pers lo menciona entre los capitanes que participaron en la captura de Veracruz en 1683, lo cual es incorrecto. Aunque también cabría la posibilidad que él estuviera allí como como un oficial o un simple compañero. http://membre.oricom.ca/yarl/proue/G/G.html

[16] ¿Acaso Bréha? Según Pierre Bart, el término hace referencia al compañero filibustero.

[17] Charlevoix, op. cit., p. 133

[18] David Marley, op. cit., p. 298

[19] Exquemelin, op. cit., p. 346-351

[20] James Burney, History of the buccaneers of America, Swan Sonnenschein & Co., London, 1891, p. 148

[21] Exquemelin, op. cit., p. 350-351

[22] Benerson Little, The buccaneer’s real: Pirate life on the spanish main. 1674-1688, Potomac Books, USA, 2007, p.

[23] Jordi Gibert Arce, “Año 1683”, en Cronología histórica (sitio web), 26 de julio de 2018, consultado el 1 de septiembre de 2018, https://cronologiahistorica.com/2011/04/29/ano-1683/

[24] Marley, op. cit., ibídem

[25] Gibert, op. cit., ibídem

[26] Juan Ávila, “Pillage de la ville de Veracruz par les pirates le 18 Mai 1683 (Expedición de Lorencillo), en Amoxcalli (sitio web), consultado el 1 de septiembre de 2018, http://amoxcalli.org.mx/paleografia.php?id=266

[27] Ávila, op. cit., f. 2

[28] Raynal Laprice, “Capitaine flibustier dans la colonie française de Saint-Domingue: le cas de Jan Willems, alias Yankey (1681-1687)” en Canadian Journal of netherlandic studies, v. XXVIII, 2007, p. 210 https://caans-acaen.ca/Journal/issues_online/Issue_XXVIII_2007/Laprise2007.pdf

[29] Marley, op. cit., ibídem

[30] Exquemelin, op. cit., p. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario