(*) Este texto es parte de un trabajo que originalmente fue expuesto por el autor en la charla ¡Filibusteros, al ataque! Llevada a cabo en la librería "Mar Adentro" del puerto de Veracruz el 17 de mayo de 2018.
Luis Villanueva
La Nueva Veracruz a mediados del siglo XVII
La ciudad de la Nueva Veracruz (hoy en día simplemente Veracruz), fue fundada por el virrey conde de Monterrey, Gaspar de Zúñiga Acevedo y Velasco un 28 de marzo del año 1600, en los arenales donde se encontraban las “ventas de Buitrón”, frente al islote de San Juan de Ulúa. Este sitio, de playas semidesérticas y altas dunas, con el paso de las décadas pasó de ser el sencillo caserío de madera y solares semi vacíos (la “ciudad de Tablas” de Paso y Troncoso), a la pujante ciudad en donde convivían tanto arrieros y negros como comerciantes, militares, eclesiásticos y hombres de mar.
Desde los años 1561 a 1566, Felipe II estableció el sistema de comercio que regiría en sus territorios de ultramar durante los siguientes dos siglos. Entre las muchas ordenanzas que emitió, estaba una que dictaba que los barcos mercantes que navegaran hacia las Indias solo podrían hacerlo en grandes grupos escoltados por barcos de guerra. Esto a causa de los constantes asaltos de piratas y corsarios que entonces pululaban las aguas del océano Atlántico en pos de los ricos cargamentos españoles. Con el fin de organizar la salida de las flotas, el comercio con América se restringió a dos puertos en la península ibérica: San Lúcar y Cádiz. De estos sitios cada año salían dos flotas, una conocida como los “galeones de Tierra Firme”, que se dirigían a Cartagena de Indias y a Portobelo y la otra llamada “flota o Armada de la Nueva España” o “flota de Indias”, cuya ruta tocaba Puerto Rico, Puerto Caballos en Honduras, La Española (Santo Domingo), Cuba y finalmente el puerto de Veracruz.[1] [2]
Durante la mayor parte del año, la población en esta última ciudad no pasaba del millar de habitantes;[3] pero hacia fines de abril y durante los siguientes tres meses, se triplicaba con la llegada de arrieros e indios de la zona. También llegaban funcionarios de la aduana, militares, clérigos y comerciantes que realizaban una clase de “feria” con los productos procedentes del viejo[4] y nuevo continente.[5] De esta forma, la Nueva Veracruz se convertía por algunas semanas en la ciudad más rica del mundo debido a la gran cantidad de mercancía de todo tipo que se concentraba y almacenaba en sus bodegas. Cuando arribaba la flota, las importaciones eran desembarcadas y expuestas para que fueran adquiridas por los comerciantes que bajaban al puerto. Y una vez que la flota partía con su carga de metales preciosos y productos de la tierra, la Nueva Veracruz quedaba nuevamente semi despoblada y exhausta, recuperando fuerzas para repetir el ciclo al año siguiente. [6]
Hacia mediados del siglo XVII, la Nueva Veracruz con traza de damero ortogonal, calles rectas y plaza mayor cuadrada, era vista por los europeos como una ciudad que no representaba la riqueza que en ella se almacenaba. Así para el jesuita e historiador Xavier de Charlevoix, la ciudad era
“Un puerto situado en lo profundo del Golfo de México, más o menos en los 18 grados de latitud Norte. La ciudad nunca ha sido bella ni bien construida y no vemos ninguna nobleza o persona que así lo figure, pero no hay lugar en el mundo donde haya más riquezas.” [7]
Desde su fundación, la ciudad fue expandiéndose, siguiendo la línea de costa y también hacia el poniente, con once calles rectas y paralelas que corrían en dirección suroeste al noreste. Mientras que en dirección sureste noroeste sólo había dos largas calles, de las cuales una (hoy Independencia) que corría paralela a la playa, concluía en la plaza e iglesia mayor (la parroquia); mientras que la segunda (la actual Cinco de Mayo), cruzaba toda la ciudad hasta desembocar en el convento de la Merced por su lado sur poniente. Frente al muelle estaba el convento de San Francisco y siguiendo la misma calle se encontraba el convento de los jesuitas y en la manzana siguiente, el Hospital de San Hipólito o Juan de Montesclaros. Un poco más hacia el suroeste se levantó el convento de santo Domingo y más hacia el sur, ya en los límites de la ciudad, el de la Merced. Como se mencionó, en un principio las casas se construyeron de madera, pero con el paso del tiempo se fueron construyendo con piedra múcara, cal y canto, aunque las dimensiones y el diseño urbano se siguieron conservando.[8]
Sistemas defensivos de la Nueva Veracruz durante el siglo XVII
En principio, la ciudad se encontraba casi completamente desprovista de sistemas defensivos, contando solo con la incipiente fortaleza de San Juan de Ulúa desde el lado del mar. Por ello, en julio de 1629, se hizo la petición al Cabildo, Justicia y Regimiento de la Nueva Veracruz, en donde se señalaba que para la defensa de la ciudad era necesario que fuera cercada y contara por lo menos con dos baluartes: uno al Norte y otro al Sur.[9] Idea que finalmente fue concretándose hacia fines de 1634, cuando el ingeniero militar Adrián Boot informó que el baluarte de la Caleta, al norte de la plaza, se encontraba terminado y que el baluarte del Sur sería concluido en el mes de mayo del año siguiente.
(Continuará).
[1] Matilde Souto Mantecón,
“Veracruz: llave comercial del imperio español”, UNAM Postgrado, http://www.posgrado.unam.mx/sites/default/files/2016/04/0705.pdf
[2] Eduardo Rubio Aliaga,
“La flota de Indias: Formación y desarrollo a lo largo del siglo XVI”, RUA.
Repositorio Institucional de la Universidad de Alicante, https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/48229/1/TFG_Eduardo_Rubio.pdf
[3] Estaba conformada principalmente por negros esclavos y libres, ocupados en la carga y descarga de las naos.
[4] De España llegaban vino, aceite, mercurio, hierro, tejidos, papel, libros y aperos. Mientras que en el puerto de Veracruz la flota era cargada con plata, grana cochinilla, cueros, índigo, lana, maderas finas y plantas medicinales. (Rubio, op. cit.) Para mayores detalles sobre las mercancías de exportación e importación, consultar: Manuel Carrera Campa, “Las ferias novohispanas”, Fondo Aleph, http://aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/29808/1/02-007-1953-0319.pdf
[5] A causa de las enfermedades tropicales, esta feria tuvo que ser trasladada a la villa de Xalapa a fines del siglo XVII.
[6] Antonio García de León, “Economía y vida cotidiana en el Veracruz del siglo XVII: 1585-1707”, Dialnet, https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2936999
[7] Pierre-François-Xavier de Charlevoix, Histoire de l’isle Espagnole ou de S. Domingue. Tome Second, François Didot, Paris, 1731, p.134
[8] Matilde Souto Calderón, “Desarrollo urbano y comercio colonial: La ciudad de Veracruz en la época borbónica”, Fondo Aleph, http://aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/8396/1/DOCT2065575_ARTICULO_10.pdf
[9] [Uluapa Senior, “Nueva Veracruz: compras de armas y pólvora con el dinero de la Sisa (consultado el 2 de noviembre de 2018) https://aguapasada.wordpress.com/2018/07/27/nueva-veracruz-compra-de-armas-y-polvora-con-el-dinero-de-la-sisa-1629/
[10] José Antonio Calderón Quijano, Historia de las fortificaciones en Nueva España, Artes Gráficas Caliveño, Madrid, 1984, p. 43 - 44
[10] Genaro García, Documentos inéditos o muy raros para la Historia de México, Don Juan de Palafox y Mendoza, Librería de la vda. de Ch. Bouret, México, 1906, p. 39
[12] Calderón, op. cit., p. 68
[13] Ibíd., p. 75
[14] El ingeniero Marcos Lucio, en un informe que acompañó con dos plantas de la ciudad, escribió que la línea de pared tenía seis cuartas de alto y media vara de grueso. La vara de burgos tenía una longitud de 0.8359 m, siendo la cuarta parte de una vara 0.2089 m. Al multiplicar esta última equivalencia por seis, da como resultado 1.25 m de altitud. Misma medida que se indica en el plano “Planta de la Nueva Ciud de la Vera” realizada por Lucio en 1663, en donde se señala que la “pared que sirve de cortina de vara y media de alto…” Aritméticamente: 0.8359 + (0.8359 / 2) = 1.25 m.
[15] Calderón, op. cit., p. 76-77
[16] Ibíd., p. 89
[17] Instrucciones que los virreyes de Nueva España dejaron a sus sucesores. Tomo I, Imprenta de Ignacio Escalante, México, 1873, p. 160-161
[18] AGI, “Real Cédula de 20 de octubre de 1680, al corregidor de Veracruz, cit. por Pablo Montero, Ulúa, puente intercontinental en el siglo XVII. Volumen II, Talleres de Diseño Gráfico, México, 1999, p. 109
Interesante artículo. Excelente aportación.
ResponderEliminarMuchas gracias. Saludos.
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